Ser madre (Por Sara Guadalupe Arteaga Darias)

«Ningún idioma puede expresar el poder, belleza y heroísmo del amor de una madre». Edwin Chapin.

Durante años había afrontado retos académicos y profesionales, pero ninguno tan gratificante como la maternidad: dar amor incondicional, alimentar, cuidar, proteger, educar y escuchar. La maternidad te da una fortaleza digna, pero extraña, pues una vez que eres madre, esa fuerza se convierte en debilidad. Y es fácil entender por qué: cambiamos las prioridades, adoptamos nuevas formas de ser y de pensar, sentimos vulnerabilidad e incertidumbre, pues una parte de nuestro dividido corazón materno acompañará siempre a nuestro hijo. 

Esta sensación me impulsa a luchar como nunca por un lugar mejor. Como madre, digo que sería capaz de todo por mejorar el mundo al que he traído una vida; y si bien durante mis responsabilidades siempre intenté hacer lo correcto, es también cierto que ser madre te aterriza, con nuevas ideas sobre cómo construir un mundo mejor. 
Reconozco haber sacrificado metas o aspiraciones por mi hijo, como todas, pero si cuentas con una red de apoyo, todo es más fácil.

Debemos romper también con los estereotipos de súper mamás. Pedir ayuda no es malo, y no poder con todo, tampoco.

La maternidad no es un asunto relegado a la privacidad. Las madres existimos fuera de nuestros hogares. Somos muy necesarias en la vida pública. Se ha normalizado la doble tarea de ser madre y trabajadora, pero aún queda visibilizar la crianza. Faltan mecanismos para compatibilizar la conciliación, y ésta la debemos impulsar desde las políticas públicas, para que así se instale en nuestra cultura. Tenemos que generalizar la creencia social de que es compatible ser madre y ocupar puestos de responsabilidad. Creo que en materia de conciliación falta mucho por hacer, y si queremos hacer políticas en este sentido, las mujeres no podemos obviar esa cuestión en nuestra vida.

Qué enriquecedora sería la presencia de más madres en los espacios de decisión, para garantizar derechos y romper estereotipos.

Hagámonos este bien: impulsemos iniciativas que afiancen la presencia de mujeres en los gobiernos. Considero que las mujeres políticas son figuras clave para cambiar y mejorar la sociedad. Al fin y al cabo, cualquier persona puede equivocarse, pero mamá nunca se equivoca.