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jueves, 26 de diciembre de 2024 00:00h.

El surgimiento del republicanismo en Hermigua

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A comienzos de siglo tienen lugar en Hermigua una serie de grandes cambios económicos e ideológicos que van a marcar la historia del municipio durante la centuria pasada.

El republicanismo, como teoría política que propone y defiende la república como el modelo de gobierno óptimo para un Estado, se desarrolló en Hermigua a comienzos del siglo XX como un medio para terminar de una vez por todas con el gran caciquismo que padecía este pueblo durante la Restauración Borbónica (1874-1931). Sin embargo, como veremos, este primer republicanismo de tipo burgués, a medida que avanzó la centuria, inició un peligroso viaje hacia posturas más conservadoras una vez que otras fuerzas sociales reclamaban su cuota política y tomaban el testigo a la hora de defender el republicanismo. 

Al comenzar el siglo XX, Hermigua como otros municipios españoles, padecía el llamado “turnismo” político de la Restauración, donde tanto el Partido Conservador como el Partido Liberal se turnaban en el poder municipal desde 1874. A finales del siglo XIX, el grancanario Fernando León y Castillo, fundador del Partido Liberal Canario, llevó a cabo un sonrojante pacto con los miembros del Partido Conservador de las islas occidentales. En La Gomera el político grancanario recibió el apoyo de los conservadores don Leoncio Bento en Agulo y de don Ciro Fragoso en Hermigua. Este pacto, necesario para que Fernando León y Castillo se afirmara su cuota de dominio en la toma de decisiones de la provincia de Canarias (todo esto relacionado con los vergonzosos acontecimientos del llamado “pleito insular” entre los burgueses de Tenerife y Gran Canaria), aseguraba al mismo tiempo a los grandes terratenientes gomeros su omnímodo poder en sus respectivos pueblos. En el caso de Hermigua este dominio político estaba representado por el gran cacique, don Ciro Fragoso, quien gobernaba el pueblo a su antojo. 

A comienzos de siglo tienen lugar en Hermigua una serie de grandes cambios económicos e ideológicos que van a marcar la historia del municipio durante la centuria pasada. Por un lado se produce el retorno de los emigrantes de Cuba, trayendo de esta isla caribeña a Hermigua ideas progresistas y republicanas. En segundo lugar, estos “indianos” traen el dinero suficiente para poder socavar el poder caciquil ya que estos jóvenes emigrantes retornados comprarán tierras por lo que podrán competir económicamente con los viejos terratenientes del valle. Por otra parte, desde 1902 se instala en el valle un representante de la empresa británica Fyffes Limited, la cual ayudará significativamente a expandir el cultivo del plátano en el valle. Estos nuevos propietarios apostarán decididamente por la producción y comercialización del plátano con la ayuda económica de esta empresa inglesa algo que chocará de frente contra los intereses económicos de los grandes terratenientes. 

El republicanismo llegará a Hermigua de la mano de esta juventud emprendedora, de los nuevos propietarios y comerciantes del plátano. Consiguen sus primeros logros con la construcción del Muelle de Lorenzo, la constitución de la “Sociedad La Unión” y la construcción del primer pescante de Hermigua. Pero el impulso definitivo y el salto hacia la iniciativa política vendrán dados por un personaje influyente de la época: Emilio Calzadilla Dugour. Este abogado y político tinerfeño, trabajó como notario en Hermigua desde comienzos de siglo y estaba muy vinculado a esa juventud republicana; Emilio Calzadilla fue uno de los grandes promotores de la construcción del pescante y también uno de los impulsores de la constitución del partido republicano en el pueblo. 

En Tenerife existía ya el importante Partido Republicano Tinerfeño y bajo su influencia nacerá en Hermigua en el mes de mayo de 1908 un “Directorio” que sería el embrión del Partido Republicano de la localidad [1]. Estaba presidido por Fernando Ascanio Trujillo y también formaban parte de él: Gabriel Suárez Darias, Nicasio León y León, Federico Mendoza Trujillo, Eliseo Plasencia Barrera, Domingo Méndez Mora, Fernando Herrera Ramos, José Ascanio Dávila, Juan Trujillo López, Vicente Bencomo Cubas y José Trujillo Aguiar.

Al año siguiente este directorio republicano se planteó plantarle cara al Partido Conservador de Ciro Fragoso en las históricas elecciones municipales de diciembre de 1909 en las cuales saldrá vencedora la “Unión Patriótica”, una conjunción de fuerzas anticaciquiles [2]: es la muerte del viejo caciquismo “canovista” en Hermigua y el surgimiento de un cambio de época en el panorama político del municipio.

Por fin, el 28 de noviembre de 1910 se constituyó por primera vez la junta local del Partido Republicano de Hermigua bajo la presidencia de Francisco Trujillo Grasso [3], como vicepresidente Antonio E. Bencomo y como vocales: José Arteaga Alba, Daniel Trujillo y Trujillo, Domingo Trujillo Fragoso, Manuel Trujillo y Trujillo, Domingo Méndez Armas, Cesáreo Pérez Cámara y el secretario Gumersindo T. Fragoso. Este partido político gobernará ininterrumpidamente el Ayuntamiento de Hermigua (quitando el obligado paréntesis de la Dictadura de Primo de Rivera) hasta 1936 (año en el que accedió a la alcaldía el socialista del Frente Popular, don Julián Rodríguez).

El Partido Republicano en Hermigua, que si bien nació como un partido rupturista al comienzo de la crisis de la Restauración contra los dos partidos monárquicos (Liberal y Conservador), debido a la irrupción en escena del movimiento obrero en el pueblo por primera vez mediante una protesta en 1915 y sobre todo a partir de la Segunda República, adquirirá a medida que avance el siglo posturas más conservadoras teniéndose que aliar a partir de 1933 con sus viejos enemigos irreconciliables de la vieja derecha mediante el Partido Republicano Radical para poder así defender sus intereses de clase ante el empuje obrero-campesino en Hermigua. Pero esto es otra historia.


Ricardo J. Valeriano Rodríguez 

[1] Diario El Progreso, martes 19 de mayo de 1908.
[2] Diario La Opinión, sábado 11 de diciembre de 1909.
[3] Diario El Progreso, lunes 28 de noviembre de 1910.