2021 será mejor si nosotros somos mejores
En mi cita quincenal con los lectores de Gomera Actualidad, hoy quiero escribir sobre el tema que nos preocupa, el Covid-19 y tengo que reconocer que el maldito bicho nos ha dado una gran lección a todos, en particular a esas personas que se piensan que están por encima del bien y del mal.
Recuerdo que hace muchos años la gente se apartaba de los “apestados” los que tenían Sida, Hepatitis, Tuberculosis o cualquier otra enfermedad infecciosa.
Les estigmatizaban, les ponían la cruz, les rechazaban en el trabajo, perdían a los “amigos” e incluso la familia les daba la espalda y se avergonzaban de ellos.
Sobre todo, los “sidosos” como despectivamente les solían decir, eran los que peor mirados estaban.
Esta sociedad con tanto superávit de caridad cristiana no tenían piedad, desde los púlpitos también mostraban su rechazo quienes más solidaridad deberían mostrar, pero en vez de eso les dejaban el recado, si tenían sida o hepatitis era por ser pecadores y muy promiscuos.
Las personas homosexuales eran la cabeza de turco porque la enfermedad se cebó en ellos.
La ignorancia es tan atrevida que prejuzga y sentencia en juicio sumarísimo porque se piensan que están a salvo de todo.
He comprobado que esas personas que tanto critican la vida y la moralidad de los demás, casi siempre después les cae todo en la boca, bien directamente o indirectamente.
Las enfermedades del tipo que sean no son un castigo como suelen decir los de moral “intachable” precisamente estos virtuosos suelen ser los que más tienen que callar, porque la doble vida y la doble vara de medir suelen ser sus compañeras de viaje.
Últimamente se ve como las personas muestran su solidaridad con los pacientes de Covid, en las redes veo muchos post diciendo:
Tener Covid ni es delito ni es pecado, no discrimines, no juzgues, no divulgues. Apoya a la persona que lo padece
Me gusta ver esos post, sé que hay personas con empatía, pero las preguntas que me hago son: ¿Somos solidarios porque ahora vemos las orejas al lobo y sabemos que nadie está libre de padecerlo?
¿Por qué en las enfermedades arriba mencionadas solo se muestra rechazo?
También leí en las redes, ¿cómo es posible que no hayan encontrado todavía una vacuna para el sida y en tiempo récord tengan la del Covid?
Mi humilde entendimiento me lleva a pensar que la vacuna para el Sida no interesa porque quien lo padece "se lo ha buscado, o es homosexual, o drogadicto, o adicto al sexo".
La cabeza no les da para más, y para nada tienen en cuenta que por transfusión de sangre también se pueden contagiar, o en el dentista, o el podólogo, o haciéndote un tatuaje etc.
Afortunadamente si los utensilios están debidamente esterilizados el riesgo es cero.
Ahora después de tantos años es poco probable que se puedan contagiar, pero hace muchos años tener Sida era poco menos que una sentencia de muerte.
Paradojas de la vida, tanto estigmatizar a los enfermos de Sida y lo que es más contagioso y mortífero es el Covid, ahora parece ser que los estigmatizados somos todos…Lo dicho, una necesaria cura de humildad sobre todo, a los subiditos y a los criticones de vidas y enfermedades ajenas.
Para terminar mi escrito dejo las peticiones para los Reyes Magos, como están a punto de llegar les voy a pedir algunas cosas, a ver si por lo menos me conceden alguna:
Que se acabe la lacra de los malos tratos, se eduque en la igualdad y las niñas y mujeres puedan salir de su casa sin miedo.
Que se acaben los casos de pederastia y dejen a los niños y niñas vivir su infancia feliz.
Que no nos olvidemos que los refugiados que vienen en pateras, son personas que llegan huyendo de guerras y su único pecado es querer dar a sus hijos una vida mejor, si tanta caridad cristiana tenemos es hora de demostrarlo con hechos. Si todos somos hijos de Dios no les dejemos a su suerte, si volvemos la cara para otro lado ante estas injusticias, de poco sirve ir a misa a darse golpes de pecho, obras son amores y no buenas razones.
Que las personas mayores sean merecedoras de respeto y no se les deje sin cuidados en el invierno de sus vidas y más en estos momentos de pandemia.
Que no haya que pelear por conseguir un derecho fundamental como es la sanidad, y que los medicamentos estén al alcance de todos los que lo precisan, no solamente aquí; en el tercer mundo también. Ellos son personas al igual que nosotros, aunque parece ser que a los mandatarios políticos se les olvida y a una gran parte de la sociedad también, somos de memoria selectiva y recordamos solamente lo que nos interesa.
Que se acabe de una buena vez el maltrato animal y nos demos cuenta que son seres indefensos y vulnerables, que sufren y sienten como cualquier ser vivo, si no gustan no los tengas pero respétalos siempre; si los tienes cuídalos como a un miembro más de la familia, ellos son los más fieles e incondicionales compañeros que puedes tener.
Que las personas con distintas capacidades tengan herramientas para poder desenvolverse en la vida, que no les falten recursos, que sean tratados con respeto y el día de mañana no se vulnere su derecho de tener sus necesidades cubiertas cuando sus padres ya no estén.
Mi mayor deseo sería que pudieran quedar en sus casas y en su entorno donde se sienten seguros y donde pueden seguir con sus rutinas, siempre supervisados y al cuidado de personas que tengan vocación y no solo estén por ganar el sueldo.
Para estar con estas personas hay que tener mucha paciencia y no olvidar que cada uno necesita su tiempo, su ritmo y su espacio. Es conveniente recordar que no hay que tratarles como niños, son adultos y también tienen derecho a tener su criterio y decidir lo que quieren y lo que no. No son números ni etiquetas, son personas y al igual que nos gusta que nos traten deberemos tratar a los demás.
Que este 2021 sea mejor que el que se acaba de ir, pero sin olvidarnos que para conseguirlo todos tenemos que aportar nuestro grano de arena.