El Edadismo

Al recibir un mensaje durante toda la vida de que en la vejez no hay nada que hacer, puede provocar una pérdida prematura de la autonomía, menores niveles de actividad física, reducir su autoestima y un mayor estrés cardiovascular.

En mi cita quincenal con los lectores de Gomera Actualidad, hoy escribo sobre el “Edadismo”
Dejo un breve resumen de lo que dice la RAE y a continuación expreso mi sentir al respecto.

“Según la RAE: Discriminación por razón de edad, especialmente de las personas mayores o ancianas. 
Palabras edadistas que infantilizan: Uso generalizado de diminutivos como viejito o abuelito, o hacer diminutivos con los nombres de la persona. Posesivos: nuestros mayores, nuestros abuelos.

Al recibir un mensaje durante toda la vida de que en la vejez no hay nada que hacer, puede provocar una pérdida prematura de la autonomía, menores niveles de actividad física, reducir su autoestima y un mayor estrés cardiovascular.
 

¿Qué tipos de edadismo hay?

El edadismo puede ser: institucional, cuando se refiere a las leyes, reglas y normas sociales de las instituciones que restringen injustamente las oportunidades y perjudican sistemáticamente a las personas en razón de su edad; interpersonal, cuando surge durante las interacciones entre dos o más personas.

¿Cómo afecta el edadismo en la salud?
El edadismo afecta la salud mental y salud física a tal punto que disminuye en 7.5 años la esperanza de vida, y empeora las probabilidades de recuperación en escenarios de discapacidad.

¿Cuántas personas sufren de edadismo? 1 de cada 3 personas considera haber sufrido edadismo en Europa, una discriminación más prevalente que el sexismo o el racismo en nuestro continente. En España, el 45 por ciento de la población afirma haber percibido discriminación hacia los mayores de 55 años.

¿Dónde puede verse el edadismo?
Se puede encontrar en simples comentarios sobre las limitaciones físicas o psicológicas relacionadas con la edad, en actitudes que infantilizan a las personas mayores o incluso denigrantes, pero también en ciertas prácticas institucionales o políticas.

¿Qué hacer contra el edadismo?

En resumen, combatir el edadismo implica tomar conciencia, cuestionar los estereotipos negativos, escuchar y aprender de los mayores, promover la diversidad, fomentar la inclusión, crear programas y políticas inclusivas, y promover el envejecimiento activo y saludable.
 

¿Cuántos tipos de edad?
La siguiente clasificación es un ejemplo: in útero y nacimiento, primera infancia (0-5 años), infancia (6 - 11 años), adolescencia (12-18 años), juventud (14 - 26 años), adultez (27 - 59 años) y vejez (60 años y más).
Cómo se expresa el edadismo?

El edadismo se produce cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas provocando daños, desventajas e injusticias. Puede adoptar muchas formas, como prejuicios, discriminación y políticas y prácticas institucionales que perpetúan creencias estereotipadas”.
Hasta aquí lo que dice la RAE

Ahora lo que yo pienso y percibo: 

La discriminación que sufren las personas de avanzada edad siempre es silenciada y si se le añade la invisibilidad social, el cóctel ya está listo. Se asume que llegados a cierta edad se van perdiendo las capacidades físicas y mentales, cóctel perfecto para abusar de la vulnerabilidad de las personas mayores.
Los estereotipos son muchos; canas, andador, bastón, arrugas etc. El lenguaje que usamos cargado de connotaciones negativas, como viejo, anciano, vejete, decrépito o “ya no tienes edad para estas cosas” demuestra la necedad e ignorancia de los que se piensan que por ser más jóvenes son los reyes del mambo. 

Los medios de comunicación también ayudan a la estigmatizacion, con sus comentarios, publicidad etc.
En los hospitales y residencias de mayores se observa cómo tratan a las personas que allí están, pasan a ser en el mejor de los casos un número y en el peor una persona a la que tratan como si fueran niños. En el momento que vas a un hospital o residencia, pierdes tu propia identidad simplemente por la edad.

Pasan a tratarte como si no entendieras nada, y usan una condescendencia que no me gusta.  
Hace poco lo he vivido en primera persona, lo que me alucina es que si no sigues el modelo estándar te miran como algo raro que no les cuadra y más si como es mi caso, tengo preguntas para lo que no sé y respuestas para todo.

En este tiempo hospitalario he observado y anotado en mi disco duro todo lo vivido en esos diez días y la verdad que hay que cambiar el chip porque no es igual los setenta  años de ahora que los setenta que ha vivido 
mi güela.

El trato médico ha sido exquisito, las enfermeras, auxiliares, celadores, personal de limpieza, trabajadora Social, nada que objetar, aunque siempre hay alguien (como en todas las profesiones ocurre) que carece de tacto y olvida que está atendiendo a personas. Bastante tienen con estar hospitalizadas como para soportar el mal carácter o que se levantó con el pie cambiado.

Reacciones y comentarios que he escuchado por no ser una “ancianita callada y sumisa”
- Pero bueno, ¡mira que divina tenemos aquí!
Motivado por mis gafas, por mis pijamas, por mi arreglo personal y mi actitud.
- Esta no es una anciana manejable, tiene mucho carácter.

Motivado por mis reacciones ante el asombro que provoco en el personal. 
Tienen muchos prejuicios y no entienden que una mujer mayor esté actualizada, vista como le apetece, tiene su propio criterio y quiere saber en todo momento para que es cada medicación que le dan.

¿Acaso esperaban ver a una mujer con pañuelo en la cabeza, mandil y vestida de negro, como iban nuestras madres, abuelas y bisabuelas?
¡Estas etiquetas las hay que suprimir ya!

Las personas mayores están estigmatizadas y con un rol que tiene que llevar a rajatabla: Cuidar nietos, hacer calceta etc. 
Algo que me hace mucha gracia es cuando para referirse a una mujer mayor le dicen abuela.
Vamos a ver, que le digan abuela si tiene nietos porque obviamente las que no tenemos nietos no somos abuelas... esa connotación está demás. 

No tratemos a las personas mayores como si fueran idiotas o no tuvieran criterio ni pensamiento propio.
Ejemplo: Me vinieron con una medicación que no tomo, cuando pregunté qué era esa pastilla, me contestó la auxiliar que no lo sabía y al yo decirle  que no la tomaba hasta que no supiera que era, me dice, te la ha mandado el médico.
-Ya, pero no tomo lo que no sé qué es; ella se la lleva y al poco tiempo llega el médico y me dice: ¿Por qué se niega a tomar la pastilla? Le digo, no me niego a tomarla, pero como nunca la he tomado quiero saber lo que tomo. Él me dice para qué es y todo aclarado.

Esa actitud es lo que se debe evitar, yo pregunto todo, pero si eso se lo dice a una persona que no tiene la capacidad de preguntar se lo toma sin rechistar y no puede saber si la necesita o ha sido una confusión. A mí no me vale que me digan… la tomas porque te lo ha mandado el médico.
Los pacientes tenemos que estar informados de todo lo que nos van a dar. El no hacerlo vulnera el derecho a saber lo que tomamos y por qué lo tomamos. 

Esto me hace pensar que tal vez porque somos mayores se piensan que tienes que hacer lo que te mandan sin opción a réplica.
Si pierdo la capacidad de preguntar tragaré lo que me manden pero mientras no sea así, lo llevan clarinete. Mayor sí, pero imbécil no.

Es justo decir que el trato en el hospital ha sido exquisito, en todos los aspectos, salvo esas puntualizaciones que hago. Ese tiempo que estuve ingresada me he dado cuenta que las personas que no se pueden valer y no tienen quien las acompañe son muy vulnerables porque si el personal que te atiende muestra humanidad, empatía con el sufrimiento ajeno y trata a las personas con el respeto que se merecen, pues muy bien, pero si das con algún cardo borriquero (siempre te los encuentras como en todas las profesiones) eso ya es otro cantar.

Tanto el personal sanitario, como el sociosanitario tienen que tener muy claro que están trabajando con personas que merecen todo respeto y consideración. Nadie va a un hospital o a una residencia por gusto, se va cuando no hay otra alternativa.
Otra cosa que pienso se debe de cambiar; es que el personal femenino sea el encargado de duchar (si la persona no puede hacerlo por si sola) a las mujeres y el personal masculino a los hombres.

El derecho a la intimidad de cada paciente debe de ser sagrada.

Aunque dicen, (aquí somos todos iguales, y lo mismo ducha un hombre que una mujer) No se han parado a pensar que tal vez hay personas que no les gusta que las duche un hombre pudiendo hacerlo una mujer.
Para terminar quiero decir que la edad no te define, veo a personas jóvenes por edad pero muy arcaicas en su forma de pensar; y sin embargo veo mayores (entre las que me encuentro) con el disco duro muy bien formateado que les damos mil vueltas en todo.

Mi alegato final:
Soy una mujer mayor, pero no soy una “vieja”, vieja es la ropa, los zapatos etc.
Estoy más actualizada que muchas jóvenes.
Visto la ropa que me gusta y con la que me encuentro cómoda.
Tengo mi propio criterio y sé bien lo que quiero y lo que no.

La opinión de los demás a estas alturas de mi vida me la trae al pairo. Vivir y dejar vivir es la mejor opción.
En los hospitales, residencias de mayores y personas con DC debería ser de obligado cumplimiento colocar en las puertas carteles que digan:
Trata a las personas como te gusta ser tratado. 
No son cosas, ni números. 
Por donde ellos ahora transitan también lo harás tú no tardando mucho.