En el mismo barco pero con maletas de distinto peso...
En mi cita quincenal con los lectores de Gomera Actualidad hoy escribo sobre la fatiga pandémica en las madres cuidadoras principales de hijos dependientes, algo que parece no tener nadie en cuenta (nombro a las madres porque salvo excepciones son quienes llevan todo el peso de los cuidados.
Dejo aquí lo que leí en un diario digital:
“¿Por qué la fatiga pandémica afecta más a las mujeres que a los hombres?
Diferentes estudios señalan que las mujeres sufren consecuencias psicológicas por la pandemia más graves que los hombres. El 52% de ellas dice haber sufrido estrés y el 51%, ansiedad a lo largo de los últimos doce meses.
Dada la doble carga a la que se ven sometidas, tanto en el ámbito familiar como en el profesional, las mujeres son más proclives que los hombres a padecer estrés y ansiedad, pero la pandemia ha enfatizado esa tendencia
Muchos de ellos señalaban que las consecuencias son más duras para las mujeres que para los hombres. Sobre todo, para las mujeres que tienen hijos.
De acuerdo con el informe, la mitad de las mujeres cree que su salud mental ha empeorado durante este año de pandemia. El 52% de ellas dice haber sufrido estrés y el 51%, ansiedad a lo largo de los últimos doce meses.
Además, de cada diez mujeres, siete se han sentido apáticas, tristes o desmotivadas (víctimas de la llamada "fatiga pandémica"), cuatro han padecido insomnio, y el 17% han somatizado, por ejemplo en forma de pérdida del cabello y erupciones cutáneas. Solo el 9% dijo no haber tenido ningún síntoma".
Retomando mi escrito, si para las mujeres en general sin hijos o con hijos neurotípicos (los que su neurodesarrollo está dentro de la media de la población) sufren de fatiga pandémica…
Las madres que tenemos hijos/as con distintas capacidades la fatiga pandémica se multiplica por mil y en los casos donde hay más de un hijo con esas características, ya es para echarse a morir.
Para esas personas que se quejan porque no pueden salir libremente a hacer vida normal y se frustran por las limitaciones que tenemos, quisiera ver yo aunque solamente fueran quince días ponerse en nuestra piel, estoy segura que se les quitan las ganas de volver a quejarse por nimiedades y volver a esta normalidad que tenemos ahora llena de restricciones les parecerá un paraíso.
Para quien no sepa o hable de oídas sobre esto, os diré que hay madres que ejercen de madre y de padre con sus hijos solas y sin ayuda de nadie.
Hay madres que sus horas de sueño y descanso depende de lo que sus hijos se lo permitan, muchos de ellos duermen dos o tres horas, otros pasan la noche en blanco.
Hay madres que no pueden tener tiempo para ellas porque tienen que estar permanentemente en guardia y disponibles para sus hijos.
Muchas madres que pasan por esto sufren agotamiento físico y mental es un día tras otro lo mismo, mientras son jóvenes lo van llevando pero todo pasa factura y llega un momento en el que el cuerpo dice hasta aquí hemos llegado.
Estas madres si su vida diaria es un camino lleno de obstáculos, con la pandemia todo se multiplica por mil, sus hijos se ven mucho más limitados en todo, sus rutinas, terapias; su vida ha dado un vuelco enorme pero para peor tanto ellos como sus madres son los grandes olvidados para todo, hasta para vacunarse son los últimos.
También están las madres que por las características de sus hijos/as (no todos los casos son iguales porque como en todo cada persona es un mundo) lo tienen un poco más ¿fácil? Lo pongo en interrogación porque en este mundo neurodiverso la empatía brilla por su ausencia, la sociedad aun hoy carece de información y el acoso, las burlas y la marginación campan a sus anchas; pero es justo reconocer que algunas madres (entre las que me encuentro) tienen al menos el alivio de disponer de un tiempo para ellas y aunque sus hijos/as reclaman toda su atención también comprenden cuando les dices “Mamá necesita descansar para poder seguir cuidando de ti porque si yo no estoy bien tampoco voy a estar al cien por cien contigo”
Como madre de un hijo adulto con distintas capacidades me solidarizo con esas madres que han tenido y siguen teniendo la vida más difícil que yo, por las características de sus hijos/as.
Como se dice siempre, todas vamos en el mismo barco pero las maletas llevan distinto peso.
Ser mujer y madre de hijos dependientes en pandemia, factor de riesgo máximo de depresión.