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viernes, 15 de noviembre de 2024 00:00h.

Un país progresista no puede ni debe regocijarse con el sufrimiento animal

GELI OPINIÓN NUEVA
Mucha ley de bienestar animal pero los hechos demuestran que es papel mojado, se ve a diario y ahora en verano mucho más.

En mi cita quincenal con los lectores de Gomera Actualidad hoy escribo sobre la vulnerabilidad de los animales.
Mucha ley de bienestar animal pero los hechos demuestran que es papel mojado, se ve a diario y ahora en verano mucho más.

Se regalan cachorros a los niños como premio y olvidamos que los animales no son cosas ni caprichos que cuando se cansan de ellos o estos crecen, y lo que es peor, enferman, pasan a ser un estorbo, los  abandonan a su suerte sin pensar que para ellos el abandono genera un sufrimiento tan grande que pueden morir de pena. Ellos nunca lo harían porque su nobleza deja en pañales a los desalmados que los maltrata y abandona.

Voy a ir por partes porque este tema me cabrea mucho:

Un país que presume de ser progresista no puede ni debe mirar a otro lado permitiendo las atrocidades que se les hace a los animales, dejo una pequeña muestra de las salvajadas que los llamados racionales hacen a los animales indefensos:
Las corridas de toros es una de las barbaries de la que nos tenemos que avergonzar. Los descerebrados le dicen patrimonio cultural porque piensan que así suena a cultura.

La tortura y muerte de estos animales no es cultura ni patrimonio, es una salvajada para satisfacer el sadismo de los psicópatas cromañones que disfrutan viendo el sufrimiento de estos nobles animales y para encima subvencionado con nuestros impuestos.
También los encierros de San Fermín es un maltrato; no sé que gracia tiene someter a los toros a ese estrés, y posterior muerte.
Lástima que los que se divierten con ello no tomen de su propia medicina

Pero hoy voy a resaltar otras crueles aficiones que tiene parte de esta sociedad tan llena de valores y caridad cristiana:
 

El toro júbilo (Soria)
Se ata a un toro por los cuernos y se le pone un utensilio de metal con bolas de material infamable y se le prende fuego a los cuernos. El toro sufre graves quemaduras por todo el cuerpo.
En la comunidad Valenciana se celebra algo parecido en más de 140 municipios 

El toro de la Vega (Tordesillas) 

Consiste en perseguir a un toro por el campo, montado en un caballo, a pie o incluso en coche, para lancearle y matarle con gran sufrimiento, pues son atravesados por las lanzas
Aunque lo prohibieron ante las quejas recibidas por tal salvajada, eso no quiere decir que no maten al animal, lo hacen pero sin público. Así que la prohibición se queda en papel mojado.
    
Apalear animales, lancear, colgar, prender fuego a partes de sus cuerpos o arrancárselas, lanzarlos desde alturas o al agua… son sólo algunos de los motivos con los que todavía muchos pueblos de España celebran sus fiestas y honran a sus patrones.
Desde el antes mencionado, toro de la Vega, pasando por aquellas en las que se prende fuego a los cuernos de los toros, se persigue o burla alguna baquilla hasta su muerte; hasta llegar a otras más desconocidas en las que se aúna religión y maltrato animal.

Tiro, arrastre y maltrato de caballos (Valencia)

Una de las últimas denuncias de PACMA nos lleva hasta Valencia. Allí, el partido animalista a documentado que en varios de sus municipios se celebran fiestas en las que se maltrata a caballos dándoles fuertes golpes en el hocico, la barriga, los testículos mientras arrastran por una pista de arena un carro cargado de sacos que puede llegar a pesar más grandest de 3.500 kilos.
El Gobierno de Generalitat Valenciana ha subvencionado a la Federación de Tiro y Arrastre con 9.000 euros. 

El toro de San Juan

En Coria (Cáceres) cuando llegan las fiestas de San Juan lo celebraban usando a un toro como una especie de diana para dardos.
La fiesta constaba en ir persiguiendo al animal para dispararle los llamados “soplillos”, unos alfileres gruesos que iban llenado casi la totalidad de la piel del toro. Al terminar, el toro era ejecutado con un tiro.

Batalla de ratas muertas (Valencia)

Donde cada último domingo de enero se produce la conocida Trencà dels perols. Dicho de otro modo, una verdadera batalla campal en la que los quintos se lanzan ratas muertas.
Primero hay que cogerlas y apalearlas hasta su muerte para luego empezar a lanzarlas y, así, protagonizar posiblemente la fiesta más asquerosa de nuestro país.
Tras múltiples denuncias y polémicas, se decidió sustituir las ratas por peroles con dulces y confetis para que, al romperlos, fuera eso lo que callera sobre los participantes. Pero la tradición acabó mandando y en alguna que otra celebración se han vuelto a ver ratas volando y chocando contra la gente. 

El apedreamiento de Judas, Robledo de Chavela (Madrid)

Cada Domingo de Resurrección se cuelga de un poste a un muñeco en representación de Judas para lanzarle piedras.
Hasta aquí todo normal si no fuera porque junto a ese muñeco hay colgados diferentes cántaros en los que se meten animales. Al romperse, los animales caen contra el suelo ante la diversión de los presentes.

Los toros enmaromados

Esta forma de celebrar se repite cada año en diferentes comunidades autónomas como Aragón, Navarra, La Rioja, Valencia o  Andalucía. Sin embargo, la fiesta más conocida es la que se dan en Benavente, Zamora, entre los días 9 y 14 de junio.
Se trata de atar por los cuernos a dos toros juntos y arrastrarles por las calles mientras los vecinos corren a su alrededor. Las sogas  que unen a los dos toros acaban produciéndoles daños en los cuernos y desgarros musculares en el cuello.

Carrera de gansos (Toledo)

Qué mejor manera de celebrar el día del apóstol Santigao  que arrancarle la cabeza a un animal?
Celebran sus fiestas colgando gansos de cuerdas en las calles del pueblo para que diferentes participantes pasen por debajo a caballo e intenten arrancarles la cabeza.

Las becerradas  (Toledo)

El PACMA difundió unas imágenes en las que se veía a la becerra atravesada por las banderillas y espadas mientras escupía sangre, ante el entusiasmo de los presente entre los que estaban niños.

Fuera de España:

El giro del perro (Bulgaria)

Su divertimento es hacer casi explotar a unos cuantos perros. Durante días dan de comer a los perros kilos de comida mientras se les tapona el ano. Después cuelgan a los perros de unas cuerdas que les rodea el cuerpo a la altura del estómago, el giro del perro consta en hacerles girar enroscándoles en esa cuerda, que cada vez más les aprieta el estómago lleno de comida. Justo antes les han quitado el tapón del ano, por lo que el resultado es un perro girando en el aire, vomitando y repartiendo heces sobre las cabezas de los asistentes. Según la tradición cuanto más eche el perro mejor serán las cosechas.

Matanza de delfines (Dinamarca)

En las islas Feroe no se hace una fiesta con los amigos cuando se cumple la mayoría de edad, los jóvenes protagonizan una matanza de delfines.
En primavera, cuando los delfines calderones se acercan a las costas, el pueblo se prepara para matarlos y teñir de sangre las aguas de la costa. Llevan haciéndolo, según sus defensores, unos 1.200 años.

Después de todo lo expuesto, que ningún gobierno presuma de progresista, si en pleno siglo XXI el divertimento para sádicos y psicópatas ya sabemos cuál es…Habrá que tomar medidas porque esta gentuza está enferma, tanto ellos como quien con su silencio es cómplice de tal barbarie.
Que lleven a los niños a ver tales salvajadas ya dice mucho de la ignorancia del personal.

Luego nos echamos las manos a la cabeza cuando vemos tanto odio, sadismo y falta de empatía  en los niños, ellos hacen lo que sus mayores les inculcan. 
Que nadie ponga la excusa de las tradiciones, de ser así que vuelva el circo romano y nos echen a los leones.

Muchas de estas vomitivas tradiciones son parte de la celebración de las fiestas patronales…¿Qué dirá San Francisco de Asís o San Antón, ambos patronos de los animales?