"Soltando lastre"
En mi cita quincenal con los lectores de GomeraActualidad hoy el tema va de lo saludable y necesario que es ir soltando lastre.
Hay muchos lastres que los llevamos a rastras toda la vida, al principio no nos damos cuenta y atesoramos mil cosas; cuadros, figuras, libros, ropa, utensilios que apenas usamos. Decoramos la casa como si fuera un museo, hueco que veo, hueco que relleno, todo nos parece poco, cortinas, lámparas, mesas auxiliares etc.
También está el lastre familiar, al principio todos somos muy familiares, muy unidos, mucho de reunirnos para eventos familiares, bautizos, bodas, comuniones… ¡Qué bonito todo! Todos somos una piña, con nuestros más y nuestros menos, pero una piña.
Según va transcurriendo los años, nos damos cuenta que no todo es lo que parece, que la familia aunque sea de tu misma sangre, a veces se va por el sumidero.
Ahora voy con el otro lastre, de los amigos; con ellos otro tanto, muy guais todos hasta que por sus hechos nos damos cuenta que por la noche todos los gatos son pardos.
Uno es predicar y otro dar trigo, tanto en el caso de familia como el de amigos a la hora de la verdad si no están cuando los necesitas ¿de qué te sirven?
Después está el lastre de ir soltando lo que se ha acumulado toda una vida; al cementerio no se lleva nada por lo tanto todo lo material se queda aquí cuando partimos al último viaje sin retorno. Si estuviéramos en los tiempos de los faraones, ¿lo llevaríamos todo como ellos hacían? Pienso que no, al menos yo no lo haría, vaya estupidez que te entierren con todo tu patrimonio terrenal, vaya manera de despilfarrar lo que otros pueden aprovechar…a no ser que se levanten de su sarcófago para tomar un tente en pie y vestir todas sus galas...es la ventaja que tienen por estar embalsamados.
Pienso que lo mejor es ir soltando lastre de todo lo que nos hace más pesada la mochila. A mi edad y casi entrando en el invierno de mi vida, no tengo apego a nada material, ni quiero acumular cosas innecesarias, es más todo lo superfluo que tengo me iré deshaciendo de ello, me gustan los espacios diáfanos, me gusta la amplitud y no quiero obstáculos en mi camino.
Cuando una es joven, al menos en mi caso, la ilusión de comprar cosas para la casa era muy grande, ropa, calzado, complementos, caprichos…hasta que me di cuenta que, ¿para qué quiero tanta ropa para un solo cuerpo? es como el que colecciona gorras y tiene tantas que como no las lleve superpuestas no las da acabadas, muchas gorras para solo una cabeza, ¡Por dios parece un chiste!.
Hay tanto egoísmo y tanto afán de poseer riqueza y patrimonio, propio o ajeno que así llegan los conflictos. Si nos diéramos cuenta que aquí estamos de paso, no competiríamos por ser los más ricos del cementerio.
El lastre de los "amigos" es otro cantar, lo entrecomillo porque amigos de verdad hay muy pocos; conocidos muchos pero amigos...
Es curioso lo que observo muy a menudo; una persona que por el motivo que sea destaque en algo...allá van como hienas a por ella. En vez de alegrarse por su éxito o por sus logros, la empiezan a criticar, a buscarle el mínimo fallo para soltarselo tan pronto surja la ocasión. Los "amigos" no soportan que otra persona triunfe, si lo hace, que sea un poquito no vaya a brillar más que ella.
Eso demuestra que la envidia y los celos campan a sus anchas, pero eso sí, disfrazados de buenas personas para que no se note mucho.
Esto me recuerda a los machistas (tanto hombre como mujer) ell@s quieren a su pareja sumisa y recatada, si así se muestra todo puede ir bien, pero como su pareja se empodere y le diga las verdades que no quieren escuchar...Ahí es cuando se puede liar una muy gorda.
Con esos "amigos" sucede lo mismo, (no destaques que me eclipsas). En el fondo son dignos de lástima porque sus inseguridades y compejos les hacen ser así.
El día que sepan que nadie apaga la luz de nadie porque cada uno tiene su luz propia...o lo comprenden o se enfadarán más al ver que no pueden conseguir lo que quieren por muchas artimañas que usen.
Eso es otro cantar, hay quién se acerca a otra persona, no porque le cae bien; si no, porque se piensa que a través de ella puede conseguir subir un escalón más e intentar conseguir sus propósitos.
La envidia y los celos son muy malos consejeros.
Dicen que el envidioso puede ser más rico que tu y tener de todo, pero lo que envidian es la manera de ser de la otra persona; su valentía, su arrojo, su nula preocupación por lo que digan los demás, por no saber lo que es hacer el ridículo; reir, cantar y beberse la vida a sorbos para que dure más y asombrarse al ver que los ridículos son los demás porque en vez de vivir su vida a tope estan pendientes de la vida ajena, y saben que por mucho que se desgatiñen jamás lo van a conseguir porque cada persona es única e irrepetible.
A estas alturas de mi vida ya no quiero regalos materiales, prefiero los regalos emocionales, el apoyo cuando se precisa, una charla sanadora, estar con personas que aportan y suman y sobre todo que me acepten como soy, que no se echen las manos a la cabeza (cuando para ellas digo o hago algo inapropiado)...Ese es el barómetro que me indica con quien si, con quien nunca...
Esto es parecido a casos que veo, donde hay una contención propia para no molestar al acompañante...dejas de ser tú misma para agradar a los demás.
Eso para mi no vale, por eso entiendo que algunas personas prefieran estar solas que en compañía inadecuada.
Habrá algo mejor que ser una misma en todas las ocasiones.
Es verdad que cuando una es más joven lo ves de otra manera, procuras ser correcta para no molestar...Pero a estas alturas de la película hay que vivir los momentos intensamente como si fueran los últimos de nuestra vida.
Afortunadamente todos nos vamos a morir (digo afortunadamente) porque la muerte es lo más democrático que hay; no hace distinción entre ricos o pobres y eso es lo justo. ¡Solo faltaba que se murieran solamente los pobres!
La parca nos iguala a todos.
Por eso digo que hay que vivir al día, los que tengan mucho dinero que se acuerden que no se lo pueden llevar con ellos, mejor que repartan algo entre los que no tienen que llevarse a la boca, y al menos hacen méritos para entrar en el cielo sabiendo que han dejado huella en este valle de lágrimas.