Vidas efímeras, camino de quimera
En mi cita quincenal con los lectores de Gomera Actualidad hoy escribo sobre lo efímera que es la vida y la poca cuenta que nos damos.
Nacemos solos y morimos solos, es una exclusividad que nos ha sido otorgada, bien cierto es que la mayoría de las veces nos ayudan a nacer y también a morir. Pero tanto con ayuda o sin ella la soledad es nuestra fiel compañera, en esos momentos nadie pude hacerlo por nosotros.
¡La vida pasa tan rápido! apenas es un soplo pero nos afanamos en no verlo. No nos gusta, es tabú, nos asusta y casi siempre pensamos que no nos va a tocar…Eso les sucede a otros…
Con ese pensamiento vamos caminando por la misma en algunos casos llenos de ego, mirando por encima del hombro a los que consideramos inferiores y como si de un mantra se tratara repetimos, yo tengo la razón, lo mío es lo importante, estoy en posesión de la verdad absoluta, quien no está conmigo esta contra mí.
Bajo esa premisa tratamos a los que no son de nuestro palo con desprecio y cualquier cosa nos vale; su condición sexual, su raza, sus creencias religiosas y políticas, si son refugiados ahí nos cebamos más y como no podía ser de otro modo a las personas con DC al ser muy vulnerables ahí aprovechamos para echar todo el veneno que llevamos dentro para humillarles, mofarse y tratarles como despojos humanos de los que nos avergonzamos porque no nos gusta verles, nos molesta su presencia.
Afortunadamente también el lado opuesto, las personas humildes, bondadosas, empáticas, las que sufren por todo y siempre ayudan a aligerar la carga a quienes llevan enormes mochilas, y eso no quiere decir que ellas no las lleven también, lo que ocurre es que precisamente por eso muestran su apoyo, ellas saben bien de luchas y peleas con la vida para sobrevivir.
Al principio hablaba de la soledad, aunque para muchas personas hablar de soledad es como mentar al diablo, para otras es su compañera más fiel, sobre todo en los malos momentos, es de sobra sabido que en los buenos todo es risas y algarabía, pero en los malos….Ahí es donde se sabe con certeza donde esta cada uno.
Por eso últimamente prefiero la soledad como compañera, ella sabe todo de mí, me escucha cuando le hablo, no me interrumpe (tengo que aprender de ella) siempre puedo confiar en su lealtad y en su silencio balsámico.
Pienso que muchas madres y padres que tenemos hijos con DC prefieren la compañía de la soledad a estar en un tumulto donde te oyen pero no te escuchan, y te miran pero no te ven, (salvo excepciones que también las hay) esa falta de interés es porque nuestras vivencias les suena a chino o de otro planeta.
El cuento de la liebre y la tortuga se asemeja mucho a las personas mal llamadas "normales" y a nuestros hijos con DC.
Ahora os digo como yo lo veo; la liebre es esta injusta sociedad y la tortuga son nuestros hijos.
El cuento es así:
Una liebre y una tortuga se retan a una carrera para ver quién de las dos es más rápida. Evidentemente la liebre inicia a la cabeza y en poco tiempo tiene una gran ventaja sobre su lenta competidora. Al verse con la victoria en el bolsillo la liebre decide sentarse a descansar a la sombra de un árbol y cae dormida. Cuando despierta, la tortuga está a punto de cruzar la meta y aunque la liebre hizo un gran esfuerzo por retomar la carrera, la tortuga acaba ganando la carrera.
La moraleja de la historia, que constituye una crítica a la arrogancia, es "despacio se llega lejos".
Así son nuestros hijos, ellos son corredores de fondo y aunque tarden más que los demás, al final llegan a la meta.
Tan sólo hay que darles herramientas, recursos y oportunidades para demostrarlo.
Hago un llamamiento a toda la clase política para que no se olviden de estas personas en el presente y más aún en el futuro cuando sus padres ya no estemos.
Se que me repito mucho pero es que el futuro de ellos es muy incierto y por lo que se ve para ustedes no es tema prioritario ni preocupante, porque el destino final ya lo tienen previsto...Hacinarlos en residencias, cerrar la puerta, tirar la llave y cobrar por ello como si estuvieran en un hotel de cinco estrellas.
Me niego rotundamente a que nuestro hijo acabe así y me cabrea muchísimo que pudiendo quedar en su casa, en su entorno, rodeado de las personas que le conocen, tenga que abandonar la misma porque a todos ustedes el bienestar de estas personas les importa un rábano.
Demuestren con hechos que están por la labor de respetar sus derechos porque poder si se puede lo que ocurre que no les interesa.
Mientras el bienestar de estas personas no esté garantizado, sus derechos es papel mojado.