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lunes, 16 de diciembre de 2024 09:31h.

Curso de Monitor de Campamento: Más que un curso,una experiencia de alto valor

Casi siempre, por desgracia, ponemos la "etiqueta" con tanta rapidez que no nos preocupamos de conocer bien el "producto."

En mi experiencia personal, a lo largo de estos días, he tenido la suerte de compartir con personas muy jóvenes y  con una actitud y aptitudes envidiables, un curso que pretendía formarnos como Monitores de Campamento organizado por el área de Juventud del Cabildo de La Gomera, con el objetivo de preparar lo mejor posible a un grupo de personas que afrontaran la nada fácil tarea de trabajar con niños de diferentes edades y peculiaridades.

Por cuestiones obvias, como es la publicación por mi parte de las noticias en este portal web que a diario recibo en mi correo; en esta ocasión y a diferencia de otras en las que casi, el copia y pega, poco lugar me deja para empaparme de ellas, sentí la curiosidad y sin pensármelo mucho decidí inscribirme como alumno. Ustedes se preguntaran que donde está el misterio y el motivo que haga que parezca algo extraño si no fuera porque, quien les dice, ya supera con creces la edad del resto de participantes. Les cuento.

Existen muchos tópicos sobre los buenos modales y en definitiva sobre el comportamiento humano, y la relación que los mismos guardan con la edad. Tópicos o etiquetas que sobre “la juventud” y no sólo de la de nuestra isla se dice, se vierte y se publica u opina con “demasiada alegría” pero que tristemente son calificativos o generalidades nada positivas hacia ellos. 

Reconozco que como comunicador, a veces igual que muchos de los que avanzados en edad andamos, he medido con ese rasero pre-concebido a la juventud  sin haber reparado o dedicado un tiempo a conocer de primera mano sus inquietudes, sus preocupaciones, en que piensan y que esperan o desean del futuro, en suma “oyéndoles” pero no escuchándoles, que es la tónica que generalmente impera.

Les debía y me sedujo la idea de, tomarme un tiempo y tratar de averiguar como son en realidad y que mejor oportunidad que este Curso para conocer de primera mano compartiendo con ellos estas jornadas de las cuales poder extraer y sin filtros, negativos o positivos” , los argumentos con los que poder definirles que no etiquetarlos.

Para sorpresa mía y espero que también ahora para ellos, creo que fui capaz de “infiltrarme” bien en su territorio y ser ante sus ojos un alumno más sin que sospecharan, que en parte, uno de los motivos  que me movieron a participar era precisamente conocerles en “estado puro” y que ustedes a partir de ahora les conozcan un poco más.

No seria fácil concentrar en este artículo todo lo vivido ya que en estos tres días hemos, han sido capaces de crear un ambiente de compañerismo que ya quisiéramos ser capaces de lograr  muchos de mi generación. 

Jóvenes de varios municipios de la isla, sin conocerse apenas ni tener entre ellos una relación demasiado profunda asombraba ver como en minutos lograban ponerse de acuerdo para diseñar una “estrategia grupal” y con ello realizar perfectamente la actividad que el “profesor-es” proponía en determinado momento.

Podría abundar y profundizar en el tema campamental citando a Berger y Luckmann que, en su libro “La construcción social de la realidad” (2001) plantean que en la vida cotidiana uno no puede existir sin interactuar y comunicarse continuamente con otros, en una relación “cara a cara”, donde “(..) el otro se me aparece en un presente vivido que ambos compartimos (…) mi “aquí y ahora” y el suyo gravitan continuamente uno sobre otro, en tanto dure la situación “cara a cara”. El resultado es un intercambio continuo entre mi expresividad y la suya” y sobre más cuestiones técnicas y filosóficas que sobre el mismo aprendimos pero,  es en ese “cara a cara” sobre el que pretendía centrar mi experiencia y conocer de cerca y en primera persona, que piensa el “joven gomero” y a que aspira en esta nuestra tierra más allá, de como les decía, las injustas etiquetas a las que han sido objeto. 


Cuando me refiero a que en el campamento, se pone en juego la vida cotidiana, y la convivencia, hago referencia también a que estas son parte de un proceso de comprensión de la vida en sociedad, en el caso de este escenario educativo, se ponen en juego aspectos relacionados a los valores sociales que cada uno trae previo a la experiencia educativa y adquiere en la misma, como ser cooperación, respeto, solidaridad, entre otros.

Dichos valores sociales conjugan en el escenario campamental y se reproducen, se transmiten y a su vez se adquieren, haciendo de ese encuentro una verdadera zona de incertidumbre, donde los conflictos también están presentes, y donde la vida en sociedad se ensaya continuamente. 
 
Hacer de este ensayo un acto de comprensión e integración por mi parte en ese, a veces desconocido mundo juvenil del presente, era una de las finalidades que perseguía y créanme si les digo que tras compartir estos días con ellos, la conclusión a la que he llegado es que debemos cederles ese espacio que les corresponde y dejar que sean ellos los que organicen, planeen y ejecuten el futuro  que quieren, no tengamos miedo a  que tomen las riendas ya que en mi opinión están sobradamente preparados.

Curiosamente y aunque les pueda parecer inverosímil merced al bombardeo de calificativos como de que “sólo piensan en fiestas y diversión”, he de señalar que  les preocupa los mismos asuntos que los que  a nosotros nos desvelaba por aquel entonces; La realización personal, el trabajo, la conservación del Planeta, y la continuidad de los valores y buenas costumbres adquiridas están entre otras, incluidas en la mochila con la que aspiran caminar en la vida.

Simplemente me resta añadir para no cansarles a ustedes, mis pacientes lectores, que igual que en nuestro tiempo demandábamos ser más protagonistas de nuestra historia, ellos también lo demandan  y que poseen y así lo he comprobado, la capacidad suficiente para continuar en la tarea de educar y   formar en sociedad a los que les preceden.

Me resta simplemente agradecerles a tod@s con los que tuve la oportunidad de compartir estas jornadas, el haberme dado esta lección y hacer posible que mi etiqueta se haya ajustado ahora al conocimiento exacto del “producto” y como les dije :“Ustedes saben y pueden, háganse escuchar”

Y a los que aún sigan pensando que los jóvenes están “perdidos”, compartan con ellos una experiencia similar, comprobaran cuanto estaban equivocados.