Hermigua: “Una Hipoteca de un millón de euros para cuatro años”
Dice el dicho que hipotecarse es como “casarse” como antaño, “para toda la vida”. Y razón no les falta ya que, algunos si no lo hacen, no pasan de la “luna de miel”.
No crean ustedes que en esta Editorial les voy a dar “la plática” acerca de matrimonios tal y como los conocemos, y de cómo permanecer “unidos para siempre” toda vez el sacerdote te haya leído “la cartilla” y te haya espetado aquello de en la salud y en la enfermedad, en lo bueno y en lo no tanto… ”hasta el fin de los fines”. Dios me libre, que en esto de los asuntos de pareja, cada cual lo lleva como puede y a su manera.
No, hoy voy a hablarles de la “hipoteca” que pesa sobre el municipio de Hermigua y que emulando al depuesto Presidente Rajoy, cabría decir de ella que “no es cosa menor, que es asunto mayor”.
Pues bien, hace ya algo más de tres años, en el Salón Magno del Ayuntamiento de esta Villa norteña, “una pareja” (un tanto atípica por cierto) se daban el “sí quiero” previa firma de “las capitulaciones” en la que dejaban meridianamente claro, lo que se otorgarían mientras durase el connubio; un “casorio” que sabían más bien breve si no firmaban la “consabida hipoteca”.
Dice el refrán que, en asunto de parejas, uno es soledad, dos son compañía y tres son multitud pero, ¿qué serán cuatro y cinco?
Pues indudablemente, un “tótum revolútum”, un “matrimonio” mal avenido y en el que las múltiples opiniones de cómo realizar o ejecutar las cosas, hacen difícil un consenso y, sí a eso le añadimos que siempre existe un “novio” que quiere ser el cura en la misa y el niño en el bautizo…Ya se pueden imaginar cual será el resultado del enlace. El que todos vemos.
Claro que, para durar con “la alianza puesta” el tiempo que estipula la legislatura; había que firmar previamente un “compromiso de permanencia” lo bastante fuerte para que ninguno de los desposados pudiese romperlo dado que, era obvio desde un principio que no serían capaces de serse fieles. Un millón de euros, es el precio que deba pagar aquel que decida romper “la unión” y “casarse con el “adversario”; un alto precio a la libertad de la persona que, pese a ver que la nave zozobra, quiera enmendar el rumbo y evitar el hundimiento.
Pues esa es la hipoteca que pesa sobre el Valle y que , nadie, pese a ver que los intereses que se pagan son superiores a los que creyeron y que, los mismos consumen la ilusión de todo un pueblo; pueden cancelarla antes de su vencimiento. Que será y si las urnas no deparan el mismo resultado, en junio de 2019. Hasta entonces, apechuguemos con ella que no hay de otra.