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lunes, 16 de diciembre de 2024 09:31h.

Los “niños de la Guerra”

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Sólo el hecho de pensar en que su llegada y su despedida están marcadas por la tragedia, hace que millones de ojos se vean envueltos en lágrimas.

España vive actualmente la peor de las situaciones de la historia reciente; un escenario que no se daba desde la Guerra Civil, aunque esta vez la lucha es por batir a un enemigo común para todos.  

Por aquel entonces, los niños, hoy nuestros mayores, crecían en un país arruinado, devastado hasta sus cimientos y en los que los “vencedores” continuaron con sus represalias más allá de la contienda en si misma, años después de dejar incluso vacías las trincheras.  

Esos recuerdos de años de contienda y, posteriores de “hambres y miserias”, están aún presentes en la memoria de aquellos que, tras dejar atrás dolor y sufrimiento, venganzas y revanchas, fueron capaces de sobreponerse a las calamidades y reconstruir una nación. 

Luchadores incansables, ven como de nuevo, y en una época se suponía tranquila y sin sobresaltos para ellos, el encierro, la escasez y un horizonte nada halagüeño se repite en nuestro país; máxime porque les viene en una edad en la que sus fuerzas no son aquellas con las que vivieron la posguerra.

Aún así, y a pesar de los pesares, de saberse que son uno de los sectores de población de mayor riesgo ante esta Pandemia, muchos afortunadamente, siguen siendo quienes empujan este “barco de desánimo” en el que muchos, con menos años, hemos caído.
         

A pesar de los pesares, siguen siendo incapaces  de ver una película sin comentarla como si fuesen  YouTubers. Al telediario le siguen llamando parte. Puede que muchos escriban boquerones con V pero,  los limpian como si sus manos fuesen las de un cirujano. 

Muchos, siguen teniendo unos zapatos hasta que se rompan. ¿Y para qué quieres más si no te puedes poner dos a la vez?- Te dicen-,  pero siguen preocupados y ocupados en que no falten en la despensa. 

Siguen teniendo los “brazos fresquitos” en verano y el tamaño de sus manos, es justo el de la medida de nuestras caras, aunque en estos tiempos de “confinamiento” no puedan abrazarnos y acariciarnos como lo hacían, y nosotros a ellos.

Muchos, han tenido la suerte de haber encontrado personas que entienden de sus sufrimientos, de conocer las historias de sus vidas y de, en estos momentos en los que nos necesitan, corresponderles como hubiesen hecho ellos con nosotros.

Pero algunos, no han tenido esa suerte, se han marchado en soledad, resignados a su destino. Se que volverán las noches de fiesta, la salidas y quedadas con amigos/as, los atascos, la ausencia de aplausos a los Sanitarios. Pero lo realmente triste es que, esos “niños” de la Guerra no retornaran y eso es lo que llena nuestro rostro de lágrimas. Descansad en Paz, estrellas de nuestro firmamento.Siempre en la memoria.