Ya está de nuevo en su Atalaya, esa desde la que otea el horizonte y protege de todo mal a la rada y Villa de San Sebastián, puerta de entrada a La isla de La Gomera.

Pero no es el mismo, hay que decirlo. No, no es ese a los que vecinos y visitantes contemplaban desde mediados de un ya lejano 1966 y cuya autoría de tan bella obra escultórica se debe al artista José Larrea Echániz, descendiente de una saga de escultores bilbainos.

No menos cierto es además que, la colocación de esta icónica imagen de San Sebastián, también debe su materialización al esfuerzo y dedicación para conseguirlo a quien por aquel entonces fuese Presidente del Cabildo Insular, don  Domingo Mendoza, oriundo del municipio de Hermigua.  

Precisamente ayer,  28 de Julio, se cumplirían 56 años de la colocación de la primera piedra de la escultura del Sagrado Corazón de Jesús, en la Lomada del Machal. Precisamente y coincidiendo con la fecha, “su sustituto” ; un nuevo y alumbrado Corazón es el que preside ahora la zona señalada y creemos, protegerá  de todo mal a la rada y Villa de San Sebastián, puerta de entrada a La isla de La Gomera.

El “jubilado”, sin embargo ya hace un par de años que no preside la zona que llegó a adoptar el nombre de "El Cristo", y continúa esperando su destino incierto en un cajón de un almacén. Triste destino para una escultura que se erigió con “mil y unos” sacrificios y no menos dosis de fe. 

Como decía John Ruskines, escritor, crítico de arte y sociólogo británico, “La escultura no consiste en el simple labrado de la forma de una cosa, sino el labrado de su efecto”, y en este caso, el antiguo y futuramente olvidado Corazón de Jesus del Cristo de la Villa, consiguió materializar en todos y con el tiempo, el objetivo para el que fue colocado.