¿ A quién perjudica ?

En próximas fechas, comenzaremos a publicar una serie de artículos o reflexiones, dirigidas a despertar la conciencia de los vecinos de Hermigua, sean o no residentes.
Juntos, conformamos un mosaico de realidades y expectativas, todas imprescindibles, orientadas al esfuerzo
común, para el mejor desarrollo de nuestro municipio.
Huyendo de la retórica, de la generalidad, de los mensajes vacíos y del halago complaciente, estamos convencidos de las probadas capacidades de los ciudadanos, para entender lo que ocurre y saber lo que quieren. Pensando en la mayoría silenciosa, nos hemos planteado, como cuestión previa, nuestra línea de comunicación, nuestro tono y nuestro objetivo.
La primera cuestión que nos planteamos, y no menor, es la siguiente:
Se debe sacrificar el nivel del contenido y el alcance de un determinado mensaje o información, para hacerlo comprensible a la mayoría de ciudadanos; o, por el contrario, es mejor mantener el nivel, intentando que la población se esfuerce y aumente su capacidad de comprensión ?
Pues bien, la respuesta no es sencilla. Nos enfrentamos a un dilema común en la comunicación pública, y no tiene una respuesta única. Sin embargo, creemos que lo ideal sería encontrar un equilibrio entre el nivel de complejidad del contenido y la forma en la que éste se presenta, con el fin de hacer la información accesible, sin sacrificar su profundidad, o su alcance.
Inicialmente, creemos que simplificar excesivamente la información, para hacerla comprensible a una audiencia más amplia, puede significar la pérdida de detalles importantes, lo que puede llevar a malentendidos o a una comprensión incompleta del tema. Por otra parte, en situaciones donde el contenido sea técnico, especializado o tenga implicaciones profundas, mantener el nivel de detalle y complejidad es fundamental para transmitir el mensaje de forma precisa.
Por otro lado, hacer que la información sea completamente accesible y comprensible para el público general es esencial en muchos contextos, especialmente en temas que, de una forma u otra, afecten a toda la población. En estos casos, la simplificación no debería verse como una inconsistencia del mensaje, sino como un esfuerzo por adaptar el lenguaje y las formas de comunicación, que permitan lograr que la información llegue, de manera clara y efectiva, al mayor número de ciudadanos.
En este sentido, en lugar de sacrificar la profundidad del contenido, lo que haremos será presentar la información en diferentes niveles, utilizando enfoques graduales. Por ejemplo, ofreceremos un resumen accesible para el público en general, pero, a la vez, permitiremos a quienes estén especialmente interesados, acceder a detalles más complejos que sustancien la información.
En resumen, no elegiremos entre simplificar demasiado o mantener la complejidad. Lo que haremos será utilizar una comunicación que el público pueda manejar y comprender, intentando que la información sea accesible y pueda ser debatida por todos, a partir de un nivel que permita tomar conciencia y, en su caso, decidir y actuar, a quien corresponda
Cada uno de nuestros “prismas” tendrá por objeto identificar un tema que afecte al municipio de Hermigua, y trabajar sobre el mismo, intentando pulir sus diferentes “caras”, respetando el límite de sus “aristas”.
Muchos sabemos que, tras la crítica sotto voce, se esconden aspiraciones no satisfechas, promesas incumplidas, plazos dilatorios, desconfianza y temor a un establishment que, consciente o inconscientemente y, desde la discreción, intimida, coarta y condiciona, para que nada cambie, permitiendo que aflore una melancolía, tan humana, como poco práctica.
Se habla en bares o en esquinas, huyendo de miradas indiscretas y en voz baja. Es una forma de resistencia o desconfianza, que se mantiene en privado, por temor a represalias o por creer inútil la aspiración de que algo cambie. Así las cosas, muchos ven limitada su capacidad para ser oídos e influir con su palabra desinhibida y respetuosa, apuntando cambios que mejoren, justificadamente, el funcionamiento de las organizaciones en beneficio de los ciudadanos. La alternativa es la perenne resignación, por la defensa impenetrable de un sistema que no permite la renovación, ni la esperanza de mejora.
Hermigua necesita tomar conciencia de su valor y de su potencial, evitar la desmovilización y favorecer el cambio
que implique a los vecinos, recuperando su ilusión, la confianza y la comunicación perdida.
Algunos creemos que faltan “eslabones” en la cadena de valor que vincula los fondos públicos asignados, con las necesidades perseguidas y no satisfechas, a través de los diferentes agentes públicos o parapúblicos que los gestionan. El Ayuntamiento, La Cooperativa Agrícola o la Comunidad de Regantes, son tres buenos ejemplos.
Si por PRECIO entendemos, no sólo el DINERO que se desembolsa, sino, el PLAZO que se requiere, el ESFUERZO que se ha de realizar y las EMOCIONES que se experimentan en el proceso seguido hasta conseguir satisfacer nuestras respectivas necesidades, muchos pagamos precios muy elevados.
Ineficacia, Ineficiencia, ausencia de trazabilidad, poca transparencia, desinformación, gran diferencia entre lo esperado y lo percibido, son sólo algunas de las causas o “eslabones rotos”, que debemos recuperar, y cuyo COSTE, en oposición al precio, deberemos conocer, para proponer su análisis y, en su caso, debatir su posible corrección, por quien corresponda.
La información transparente, normalizada y periódica, ¿ a quién perjudica ?.