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jueves, 20 de febrero de 2025 00:00h.

Los "Bulos" en el contexto de la Dana de Valencia

moises gonzalez miranda opinión
"Valencia ha sido recientemente un terreno fértil para las “plantas carnívoras” que devoran verdades y escupen bulos. La lluvia excesiva ha arrasado vidas y enseres provocando dolor, y es éste, el dolor, el factor de debilita la racionalidad, el espacio propicio para que crezcan las fake news"...

Si hay algo que diferencia a la especie humana de otras regidas por el instinto, es que somos el resultado de nuestra construcción social. El momento actual se caracteriza por la desinformación que nos bombardea a raudales y que genera una percepción del mundo creadora de realidades virtuales que en muchas ocasiones no coincide con nuestras propias vivencias. Una encuesta reciente del CIS indica que la inmigración se sitúa como la principal preocupación de los españoles, por encima del paro o la vivienda. Sin embargo, los mismos encuestados reconocen que el fenómeno migratorio no les afecta significativamente en su día a día. Cabe preguntarse entonces, ¿qué tipo de ser humano estamos construyendo en este amanecer del siglo XXI?

En 1938, Orswon Wells realizó con maestría una dramatización radiofónica de la novela de Goeorge Wells, “La Guerra de los Mundos”. Los radio oyentes, que se incorporaron en masa tarde al comienzo de la radionovela, escucharon con estupor un fingido boletín informativo en el que se narraba como naves extraterrestres invadían Estado Unidos con una tecnología imparable. Las llamadas de gente aterrada colapsaron las comisarías y la emisora de la CBS, y como no podía ser de otra manera, muchos “valientes” salieron, rifle en mano, a luchar contra los invasores de otros mundos. El fenómeno de la comunicación que avergonzó a todo un país, también despertó a los poderes fácticos que vieron lo sencillo que resulta manipular a las masas dando, simplemente, un barniz de credibilidad a cualquier información por disparatada que fuera.

La “estrategia Wells” ha encontrado un terreno radicalmente fértil en el momento actual caracterizado por la “Era Digital”. Los medios analógicos han quedado obsoletos y la información invade nuestras retinas a través de pequeñas pantallas que llevamos en el bolsillo y que nos impelan a leerlas de forma compulsiva. Cualquiera, desde cualquier rincón puede usurpar la profesión del periodismo y convertirse en el creador de su propia invasión extraterrestre, desde el anonimato y sin sometimiento a ningún código deontológico. Orson Wells solo pretendía divertir a la audiencia, los creadores de Fake News, tienen intenciones mucho menos honrosas.

Algunos pretenden ganar dinero cada vez que se cliquea en una mentira llamativa, pero otros, aún peores, pretenden vender su propia ideología, generando mundos falsos, porque no encuentran realidades que apoyen su manera de pensar. Así, inventan todo tipo de acontecimientos atroces de colectivos a los que desprecian, pretendiendo viralizar  su odio. El fenómeno que genera esta forma que construir la mente en base a mentiras de diseño se llama “posverdad”. El hombre actual tiende a creerse aquellas noticias que cuadran con sus creencias. De esta manera se cae en posturas radicales. El odio lo es, porque pone el foco en personas o colectivos a los que se les achacan todos los males del mundo, sin reconocerles nada positivo, y ese juego de blancos o negros no cuadra con una realidad que se mueve en escala de grises. “En el término medio está la virtud” dijo Aristóteles. 

Valencia ha sido recientemente un terreno fértil para las “plantas carnívoras” que devoran verdades y escupen bulos. La lluvia excesiva ha arrasado vidas y enseres provocando dolor, y es éste, el dolor, el factor de debilita la racionalidad, el espacio propicio para que crezcan las fake news. Desde supuestas demoliciones de presas, a parkings inundados a partes iguales de agua y de cadáveres, sin piedad ante el desasosiego y en busca de réditos ideológicos y económicos, los buitres de la desinformación han volado sobre el drama inconsolable de las víctimas, mientras gran parte de la ciudadanía observaba la escena como los tres individuos encadenados en el fondo de la caverna de Platón.

El fuego de los medios digitales proyecta sombras que, como tales, no son mas que deformaciones burdas de la realidad que los individuos se tragan en masa, porque liberarse de las cadenas y salir de la cueva supone un esfuerzo mayor que indignarse con mentiras de móvil en una mano, y una cerveza fría en la otra.

Un ser humano construido de mentiras no puede tener un encaje lógico en un mundo real. Es más, puede transformar un mundo habitable en un caos, como los chismes infundados arruinan el ambiente laboral de una empresa. Si la percepción de la sociedad se basa en realidades virtuales interesadas y dirigidas a consolidar determinadas ideologías, el hombre de principios del siglo XXI, es una marioneta sin aquello que más define al ser humano, el pensamiento crítico, la capacidad de pensar por sí mismo.

Es una responsabilidad del poder político, del mundo cultural y del propio individuo, aceptar el reto de la ilustración, “sapere aude”. Necesitamos  dejar atrás la” minoría de edad” a la que nos arrastran los tutores disfrazados de influencers, conspiranoicos, políticos o líderes religiosos, y abandonar la pereza y la cobardía a las que Kant culpabiliza de la falta de madurez del hombre no ilustrado. La educación en el espíritu crítico, frente a las cómodas mentiras de pantalla, es, una vez más, la clave para una construcción social adecuada y esperanzadora del hombre de principios del siglo XXI.