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viernes, 22 de noviembre de 2024 10:52h.

58 años

En todos estos días y, en todos los tiempos, siempre, siempre, ha existido la llamada “Crisis”.

Es un muy curioso y malicioso sustantivo, muy en boca, bastante usado ante cualquier imprevista dificultad, dolorosa privación o deplorable conflicto.

Nuestro profuso Diccionario Español, define este gramatical concepto, entre otras variadas cosas,“como dificultad que obliga a dimitir a todo un ministerio”.
Pero, si nos detenemos un poco y, nos ponemos seriamente en meditar sobre otras distintas contingencias, nos vemos obligados a detenernos en aquellas otras, tan deplorables, de las múltiples y ascendientes crisis matrimoniales. Es algo que, lamentablemente, está resultando ser un acomodaticio engranaje de popular aceptación.

Lo que la palabra “AMOR”, hace pensar en dos que no quieren ser dos, sino uno, se viene a convertir, equivocadamente, en el lacerante alejamiento y separación de una pareja, para éso: para convertirse en uno solo, sin mirar la espeluznantes consecuencias, al dejar atrás la consternada desolación de unos hijos, totalmente ajenos, inocentes y, nada culpables de la emparentada tragedia.

Muchos han sido los que han confundido, “Encantamiento” con “Enamoramiento”.
Los atolladeros del matrimonio no son, ni biológicos , ni Psicológicos, ni morales,¡son, simplemente, problemas de amor!

Cuando se dijeron sí, lo pronunciaron para lo grato y lo ingrato del desposorio.

Casarse no es ponerse uno en frente del otro; sino al lado.

Esa verdad, se compagina con esta otra: en el matrimonio no hay dos líneas paralelas, sino dos líneas convergentes.

El genuino amor, desafía al tiempo al espacio.¡no conoce la vejez, por ser siempre joven!
en una casa, viven individuos, en un hogar, la familia y, en el calor del domicilio, el amor de los esposos.

Cuando un matrimonio pelea, puede que uno de los dos tenga la razón; pero ambos, tienen la culpa porque, cualquier vivienda, terminará derrumbándose, si no se vigilan bien los cimientos.

Apreciados amigos lectores de GomeraActualidad: las serias reflexiones expuestas en este filosófico comienzo de hoy, vienen textualmente a cuento, debido que, en esta fecha, se encuentra de feliz cumpleaños, la que el destino, siguiendo las ejemplares huellas de nuestros queridos abuelos y padres, desde hace ya más de 58 extensos y dichosos años de feliz unión, me quiso señalar para que fuese la fiel consorte de mi existencia.

Asunción Padrón de Zamora, valientemente, emprendió la añeja aventura venezolana de la época, dejando, como vocacional maestra, en aquellas lejanas latitudes, un sin fin de agradecidas alumnas que, a estas mismas fechas, todavía, la siguen escribiendo y recordando, con infinito cariño.

En esta singular fecha, la de su nacimiento, me ha parecido muy oportuno el evidenciar ante ustedes las morales expuestas reflexiones, para que, al menos, nuestro vital acoplamiento, sirva de modesto ejemplo, para cuantos nos honran con su paciente lectura, logrando así, sacar las mejores y más prácticas buenas conclusiones.

¡Una sencilla manera de poder dedicarle aquí, un sincero ofrecimiento de obligado reconocimiento, afectiva ternura y legítima correspondencia!

Esta dama laboriosa,
de la vida, mucho, enseña.
¡Tierna madre cariñosa,
merece una doble rosa,
por ser...¡esposa y herreña!