¡Modelos sin paralelos!
El novísimo chiste que en estos pasados días me contaron, con suficiente realidad y filosófica enjundia, por cierto, tiene caldosas migajas, con bastante sandunguero jugo y un muy simpático contenido.
Resulta que, se encuentran dos buenos amigos, los cuales, hacía prolongado tiempo no tuvieron la oportuna oportunidad de haberse podido ver.
-.- ¡chico,¿ qué es de tu vida?
-.- ¡mal, muy mal, compañero!
-.- y... eso, ¿por qué?
-.- ¡me voy a separar de mi mujer!
-.-¿qué me dices? ¿cómo es posible que, después de 50 años de matrimonio, con una noble señora, con toda una fiera herida haciendo el amor en la cama; insuperable buena madre de tres hijos; excelente cocinera y más económica que nadie, vayas a cometer semejante y cruel desatinado disparate?
-.- ¡hace tres semanas que no me habla!
-.-¿¡? ¡¡¡compañero, sinceramente, da oídos mi superior consejo: no dejes a una hembra como esa que, ni de bromas... ¡mujeres así, ya no se consiguen!
Dicen que, los hombres se evalúan por su ardor interior, por su brío en el trabajo y por su considerado respeto a la mujer.
¡Ni la menor mala intención tenemos el que, con este malintencionado chascarrillo, vayamos ahora a descubrir aquí, la suma habilidad que nuestras benditas féminas poseen, para sobre alargar el tiempo, dándole sin respirado frenar a la sin hueso!
¡Muchos, también, somos los charlatanes varones que, en este oral sentido, para nada en absoluto, solemos quedarnos atrás; incluso, superarlas!
A lo ancho y largo de toda la identificada Historia, cuantiosas han sido las valiosas mujeres que nos vienen a confirmar que, como ellas, realmente, ya no se consiguen.
Encuadradas en el primitivo marco, desde nuestra inicial mamá Eva, hasta la Santísima Virgen María, Dalila, Isabel la Católica, Agustina de Aragón, las prestigiosas químicas, María Salomea Curie, Rosalind Elsie; las prodigiosas matemáticas, Marie Sophie Germain, Amalie Emmy Noether y otras profusas inmortales, imposible de mencionar, debido a la monumental cuantía que de ellas existieron, tornando a los actuales momentos presentes, así, directamente por encimita, podríamos insinuar a la atormentada Diana de Gales, a la prominente diplomática Margaret Tacher, a la lírica Rosalía de Castro y a otra buena pléyade de femeninos valores, muy peliagudos de poder obtener la irrealizable quimera de nuevamente, retornar conquistarlas.
Para cada uno de nosotros, cuando sentimos en lo más profundo del alma, la doliente pérdida de una querida madre, determinamos que, una como ella, por muy atenta y cariñosa que otra aparezca, quiera serlo y sea... ¡Ya no se consigue!
Lo mismo sucede con las rutilantes estrellas de Hollywood, cuando los más experimentados en edad, nos emocionábamos sobremanera, con las matizadas interpretaciones en la plateada pantalla, de las geniales, Greta Garbo, Ingrid Bergman, Mirna Loy, Elizabeth Taylor, Grace Kelly, Audrey Hepburn, Rita Hayworth, Marilyn Monroe, Ava Gardner, Natalie Wood, Vivian Leigh, Katharine Hepburn, Lana Turner, Deborah Kerr, Joan Crawford, Maureen O´Sullivan, Greer Garson, Anne Baxter, Loretta Young, Jane Wyman, Judy Garland, Donna Reed, Gene Tierney, Bárbara Stanwick, Jennifer Jones, Betty Davis, Jean Simmons, Silvana Mangano, y, mucho más recientes todavía, las españolas, Imperio Argentina, Lola Flores, Rocío Dúrcal, Gracita Morales, Ana Mariscal, Emma Penella, Florinda Chico... y... solamente Dios sabe, las cuantiosas más que, inconscientemente, hemos dejado en las oscuras sombras del pormenorizado primoroso tintero artístico de marras.
¡Gentiles divas imperecederas, como las que hemos mencionado, francamente que en total beneplácito, jamás, llegaremos en volverlas a conseguir!
¡Todas ellas, por completo, en mil pedazos, fragmentaron los creativos moldes de su carnal presencia sensorial y, no nos cabe la menor duda de que, ciertamente, en cada tiempo y época, podrán surgir variadas fidedigna copias que sigan sus huellas, algo que, de todo corazón, esperamos con las mayores pretensiones del anhelante universo!
Del vino, se llegó a decir que “un día sin él, es como un jornada sin sol”, pues, una mujer sin sonrisa, es como una noche sin estrellas.
¡Todas ellas, tal cuales sin par creadoras, ilustradas científicas, eminentes artistas, apegadas amigas, cariñosas novias, amantes madres y fieles esposas, a raudales, iluminan nuestra terenal existencia!
¡Benditas, mil veces, benditas sean!
¡Rompe moldes la gomera,
de forma que maravilla,
por sus silbos de primera,
la rica miel de palmera,
y su gente, tan sencilla!