En el planeta de los espejismos
No es la primera vez que lo expongamos y, probablemente, tampoco será la última que con todo énfasis, volvamos a señalar este incontestable dicho: “NO PASA EL TIEMPO, somos nosotros, forzosamente, quienes nos imbuimos por la niñez, la juventud y la adultez”.
Desde hace ya unos muy buenos contados ciclos, a partir de sus prodigiosos inicios, EL CINEMATÓGRAFO, a pesar de sufrir consecutivamente también sus espinosas dificultades, cada vez con más fuerza, se resiste y resucita, para sostenerse victoriosamente contra toda clase de borrascosos vientos o atascadas corrientes.
Buena prueba de ello, son los continuos y repetidos Festivales que, en su honor, suelen llevarse a cabo, por ejemplo, en Estados Unidos, en donde, dentro de de unas pocas esperadas semanas, concretamente, el próximo 22 de febrero, domingo, en el Teatro DOL de HOLLYWOOD, se ovacionará la nueva entrega de los Oscar, en su 87 edición, con un fastuoso despliegue técnico y artístico de óptima categoría; en Málaga, Venecia, Cans, San Sebastian, Moscú, Mónaco, Berlín, Las Palmas de Gran Canaria; en múltiples sitios y lugares diferentes, con la reluciente presencia de las más famosísimas estrellas pertenecientes al llamado y conocido, SEPTIMO ARTE, exquisitamente, desfilando por la habitual mítica alfombra roja.
Lamentablemente, lo que sí, día a día, van agonizando, eclipsándose por completo, son las ya los flagelados Locales de Cine, siendo un vivo prototipo de ello, los que ya no existen en La Gomera y en la mayoría de todas nuestras islas. los cuales, incluso, los que solían ser anunciados en los diversos periódicos, indicando el horario y los títulos de las cintas de antemano, dispuestas a programarse.
¡Cómo hay que saber agradecerles sus titánicos esfuerzos a todos aquellos valientes pioneros que nos permitieron disfrutar de una niñez, juventud y...casi, casi, hasta en los incipientes umbrales de la misma adultez, de unas renombradas películas que, hasta el final de nuestros días, seguirán proyectándose con las misma añorada claridad de antaño!
Exclusivamente, los MULTICINES, generalmente ubicados entre las grandes superficies lucrativas, siguen dando la negociable campanilla, cumpliendo con los anhelos de los muchos seguidores que sólo acuden a los mismos cuando, simplemente, desean entretenerse con algún clamoroso estreno de ponderada aceptación.
Buena culpa de esta reinante frustración, sin lugar a la menor duda, la tienen los muchos filmes que, a través de las ensanchadas pantallas del televisor, paraditos en casa, consumiendo palomitas y catando algún agradable líquido reconfortarle, se nos brindan, para poder visionar una extensa variedad de películas que, económicamente, junto a los DVD, hasta nuestras manos y ojos con la mayor desenvoltura, nos suelen llegar.
De muy viejo, antiguo y conocido, nos viene aquel coreado refrán castellano que dice:
“PARA GUSTO SE HICIERON COLORES” y, en esto de nosotros poder distinguir a los monstruos de la PANTALLA GRANDE, teniendo en cuenta de los muchos que en nuestros días existen y a los otros tantos que ya se nos han marchado para siempre, resulta tarea sumamente ardua, difícil, bastante complicada y polémica.
Las actrices y actores de nuestra dorada época, nos dejaron unos gratísimos recuerdos, desde la misma infancia cuando, con una perra chica, adquiríamos una entrada para introducirnos en el local y, sentados en toscas o cómodas butacas, patio o “gallinero”, a veces, con más sanguinarias pulgas que en el sucio palo de un abandonado viejo
corral, rascándonos que daba sudoroso gusto y esperando con incontenible agitación,
la soñada hora de aquella bendita proyección, interrumpida la mayoría de las veces por múltiples cortes, algo que se pateaba, silbaba y protestaba a grito pelado y, por otra parte, ¡parece increíble!, buscando la manera de salir de una función para entrar en otra seguida, en distintos locales, a diferente precio, zonas y lugares.
¡No me puedo olvidar, ni dejar voluntariamente en el tintero, la ocasional presencia de algunos personales minoristas que, con una antiquísima máquina, proyectaban, realizaban multitudinarias funciones, con viejas películas mudas en ridículo tamaño, seguidas con enorme interés por todos nosotros, anhelosos de acelerado progreso y ascendente actualidad!
Aquellos transcurridos años, nos han dejado unos inmutables recuerdos que ya se han esfumado entre las pasajeras nubes del caprichoso tiempo, pero que aún así, continúan proporcionándonos unas gratísimas evidencias de algo que todavía, habiéndolas vivido, enormemente nos sobreexcita y altamente, nos perturban.
La sorprendente aportación del magnate canario, propietario de profusos recintos cinematográficos, Don MANUEL MARRERO, ya, tristemente fallecido y con el que personalmente tuve una amistad de niño a hombre, fue un ardiente difusor de este propagado negocio visual.
Persona altamente cariñosa, con una generosidad sin límites, estando un servidor interno en Colegio Salesiano “Sagrado Corazón”, de Las Palmas de Gran canaria, nos aliviaba el estar alejados de la familia, cada domingo y días festivos, proyectándonos excelentes metros de acústico celuloide , que nos hacían la existencia mucho más grata y llevadera.
Excelente actor, en varias ocasiones, nos puso de manifiesto las delicias de su consumado arte, interpretándonos dramas, sainetes y, hasta zarzuelas, en las que tuve la especial casualidad de poder acompañarle,llegándonos a conocer muy bien a fondo y con una ejemplar familiaridad que, todavía, en lo más íntimo del entrañas, atesoro y reservo.
En mi transcurrida época, nuestros principales juguetes, consistían en llenar unas bolsas con pipas de albaricoques, ponerle caras de estampas a las chapas de botellas, para jugar al fútbol, recopilar programas cinemáticos e intercambiarlos, incluso, por una simple cucharada del racionado gofio.
Y... ¡cómo recopilábamos aquellas apreciables ilustraciones, formando unas acariciadas colecciones, efectuando entre las amistades esos mencionados diversos e incontables provechosos cambalaches, que tanto nos entretenían y hechizaban!
Metidos ya en los raudos inicios de un nuevo año, a pesar de todos los pesares. para muchos de nosotros, cada vez que nos introducimos en este mágico umbral de los espejismo, buscamos en ellos, la manera más acomodaticia y sinuosa, de procurar, por unas distraídas horas, olvidar tristes congojas y desolados abatimientos, tan solo con fijar los ojos, sobre el plateado lienzo de un parlante telón, absortos por completo, para asimilar ensimismados, las variadas historias, que, de antemano, hayamos preferido.
¡ESTA INDUSTRIA DE ILUSIONES
EN ARTE, SE HA CONVERTIDO
Y, CUAL NOTAS DE CANCIONES,
ARRULLA A LOS CORAZONES
DE UN PÚBLICO AGRADECIDO!
PORQUE EL CINE NUNCA MUERE,
ES DE SERVICIO MODERNO
Y, EL CINEASTA PREFIERE
QUE, EL CIELO DE LOS LUMIÉRE,
DE ESTRELLAS SE CUBRA ETERNO.