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miércoles, 25 de diciembre de 2024 11:11h.

Por el saldo de una deuda

Personalidad es la línea constante de los acertados criterios y de los justos reconocimientos.

Han sido ya muchas las veces que he intento redactar la presente crónica y, nunca, me he sentido lo suficientemente inspirado como para poder realizarlo como Dios manda, corresponde y es debido.

Existen comerciales deudas monetarias y, también,¿ por qué no?, realmente, morales.

Esta de hoy, es una de esas últimas, porque...a veces en, el alma, quedan incrustados imborrables recuerdos, promesas, casos y cosas, totalmente imposibles de intentar olvidar, de procurar querer dejarlas pasarlas por alto y, un servidor, a este, mi dilecto maestro, de quien les voy a hablar, hace años que, solemnemente, le ofrecí llevar a páginas algunos de los más sobresalientes rasgos biográficos de su tan peculiar existencia.

De entre todos las grandes seres destacados que en la Sociedad han figurado, uno de ellos, a lo largo de mi ya veterana experiencia, me ha permitido el especial privilegio, la dichosa oportunidad, de haberle podido tratar, de conocerle profunda y fraternalmente a fondo, viene resultar ser, el ya desaparecido y, constantemente bien recordado,

sacerdote salesiano, Rvdo.P.Don FLORENCIO SÁNCHEZ GARCÍA, junto a su santo Fundador, DON BOSCO, con un

paternal corazón, más grande que todas las arenas existentes en las recónditas profundidades del ancho mar.

Aseguran de que..."lo que se escribe con el corazón", sin ir más lejos, suele llegar al propio corazón de los sensibles atentos buenos lectores y, eso, es que precisamente en esta ocasión, sencillamente, de todos ustedes pretendo obtener.

Porque, este modélico miembro de la tan extendida Congregación, poseía unas extraordinarias virtudes superlativas que le distinguían en muchos variados aspectos, con unas sobresalientes cualidades fuera de serie, y dignas de ser conocidas.- Elegante, fecundo orador sagrado, sin decorativas filigranas literarias, disertaba de corrido, pregonando deslumbrantes homilías que penetraban en el alma, como agudos dardos de piadosa y encendida fe.¡Cuántas y cuántas veces, me alentara, valorando mis noveles escritos, aconsejándome con inusitada dulzura y plena convicción, para que jamás aparta de mí, esa diligente inclinación hacia las denominadas Letras, en la que me vislumbró el más actual prometedor de los futuros.!

Con primorosa sencillez, también, supo emplear su apasionada pluma de filosófico asceta, para dejarnos imperecederos testimonios de increíbles hechos testimoniales, por él, personalmente vividos.

En "ESTAMPAS DE MARTIRIO", dejó textualmente plasmados, unos tristes acontecimientos, acaecidos durante nuestra fratricida Guerra Civil del 36, retratando a muchos de sus hermanos religiosos que dejaron de existir, debido la fanática matanza enemiga, ejercida por unos despiadados, pobres ciegos locos, desmadrados compinches de la más retrasada barbarie y furioso rencor.

De verdad que se me electriza el cuerpo, cada vez que me viene a la mente, el verídico relato de su monumental "resurrección", escuchado de sus propios labios.

Resulta que, por los sanguinarios, estando encarcelado en míseras e improvisadas miserable celdas, hambrientos, sucios, angustiosamente hacinados, cada día, seleccionaban a veinte de los allí introducidos, para llevarlos al paredón de fusilamiento y asesinarlos a mansalva.

Una aciaga fecha, los encargados mercenarios de llevar a cabo esta tan satánica acción, empezaron a enumerar y, en llegando al fatídico número 20, se detuvieron en Don Florencio.

¡Las curiosas salvedades del caprichoso Destino: Uno de aquellos rebeldes desalmados, alumno que lo fuera de su colegio, con cambio de chaqueta en la tan ridícula política, habiéndole reconocido y deseando salvarle, dijo:

-.- ¿Cómo vamos a matar a este cura así, desarrapado, sin camisa, ni chaqueta y con un pantalón hecho jirones?¡¡VAYA A BUSCAR ALGO MEJOR!

Y, en lo que salió de allí, eligieron a otra inocente víctima, librándose, por esta vez, de los que se llevaron hasta el funesto "Pelotón de la Muerte".

Lo más sorprendente de todo lo ya mencionado, fue que, efectivamente, otra tenebrosa noche, junto a otra veintena de sacrificados seres, le pusieron por fin, con los ojos vendados, ante una abierta y profunda trinchera que hacía el papel de tumba común, recibiendo una rociada de endemoniadas balas, desmayándose al propio tiempo de los veloces fogonazos, para ir a caer como uno de los primeros, en aquella inmunda fosa.

Sobre su persona, habiéndose encomendado a MARÍA AUXILIADORA, recibió el sangriento impacto, el moribundo peso de muchos de los ajusticiados, notando, con asombro de que él...¡no había recibido en todo su cuerpo, ni el más ligero de todos aquellos mortíferos disparos!

-.- ¡AHORA, (murmuraron, los impíos ejecutores), VAMOS A TOMARNOS UNAS COPAS EN EL BAR, PARA CELEBRAR ESTE GRAN MOMENTO QUE, LUEGO, "REMATAREMOS", A LOS QUE TODAVÍA PUEDAN SEGUIR "COLEANDO"!  

Y, en lo que desaparecieron de la dantesca escena, sigilosamente, arrastrándose como pudo por la profanada tierra,   todo encharcado en pura sangre, alcanzó arribar hasta la remota orilla de un lejano río, aseándose y realizando la enorme peripecia aventurera de situarse entre las Liberadoras Tropas Franquistas Españolas.

Había nacido en Monsagro, Salamanca, en 1.900, ingresando en la Congregación Salesiana en 1.918, habiendo sido Ordenado sacerdote en Turín, Italia, en 1.928.- En Andalucía hizo frente, con ejemplar entereza en 1.936, a la revolución comunista. Desempeñó el cargo de Inspector de las provincias salesianas de Sevilla, (1.939) y Barcelona, (1.949), dando un poderoso impulso al fastuosos Templo del Tibidabo, amén de modélico Maestro de Noviciado en San José del Valle, (Cádiz).

Nombrado primer Provincial de las Antillas, llegó a la Habana, en octubre de 1.953.

Hombre de preclara inteligencia y de nobles aptitudes, amó a Cuba y trabajó tesoneramente por consolidar la Obra Salesiana en tierras antillenses.

Su labor, contraseña por el entusiasmo y la creatividad, fue fecunda en iniciativas , autorizando, dando su más decidido respaldo a los proyecto de nuevos horizontes del Colegio ubicado en Güines.

En lo más productivo de su gestión, su vida quedó tronchada por un fatal accidente automovilístico en Cabaiguán, Las Villas.

Religioso, penetrado de su misión, hijo espiritual de DON BOSCO, de gran talla, vivirá por siempre en el recuerdo agradecido de cuantos tuvimos la dicha de haberle podido conocer y de la inmensa juventud salesiana de los años cincuenta!

La huella de su paso, continuará siendo, entre muchos de nosotros, profunda y duradera.

                       Gracias a la gentileza, de " Gomeraactualidad,

                       he cumplido una promesa, exponiendo la grandeza,

                                        de un personaje especial.