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viernes, 15 de noviembre de 2024 00:00h.

No hay cama pa’ tanta gente

OSCAR OPINION NUEVA HIJO
“Y es un no parar, un aluvión de coches y más coches, gente y más gente, miradas a través de la ventanilla asumiendo que esto es lo que hay mientras el estrés y los nervios suben como una lava que amenaza con erupcionar en odio y enfermedad.”

No hay arte más directo y evocador que la música. Y lo dice alguien que, claro y conciso, ama las palabras y que muchas veces cree que mil palabras sí que valen más que una imagen.

Suenan unos acordes y sientes algo, pasado ya o iniciado en el presente, que te llena porque era algo que te faltaba, una especie de estado pleno del que no quieres escapar, sabedor de que quizás no se repita.

Echo la vista atrás y me veo en una verbena de La Villa, hace ya mucho, en la que bailaba, bebía y vivía, conversando con gente a la que apreciaba. Y sonaba esa canción: “Y en una esquina Tito Puente empezaba a pestañear y volvió Celia a gritar ¡azúcar! no hay cama pa' tanta gente”. Y todo eran sonrisas y alegría, documentos de la felicidad perfectamente diseñados en la juventud que ya no volverá.

El título de la canción me viene a menudo a la mente cuando veo, asombrado y triste, cómo la población de Canarias crece y crece sin control, en un frenesí de supuesto progreso y modernidad, llevándonos a una situación que más pronto que tarde será insostenible y que creará, a buen seguro, infinidad de problemas.

¿Y saben lo peor? Que parece que a muchos les da igual, vinculados a un crecimiento que, al parecer, es necesario o a una estupidez derivada de la inmediatez que no deja pensar a medio plazo. Entre ellos, claro está, están nuestros dirigentes, incapaces, al parecer, de coger el toro por los cuernos y de leer con atención los informes que prestigiosos técnicos ya han empezado a publicar. Técnicos que no están en nómina de ninguna institución politizada y que, por ello, son despreciados con el odio o con la indiferencia. En fin …

Quizás sea Tenerife la isla en la que mejor se refleja el problema que les vengo contando. El tráfico, martirio diario de estos tiempos, es absolutamente INSOPORTABLE y ya te ves colas en cualquier punto de la isla, en el Norte y en el Sur, desde La Matanza a Santa Cruz o desde Las Chafiras a Adeje. Y es un no parar, un aluvión de coches y más coches, gente y más gente, miradas a través de la ventanilla asumiendo que esto es lo que hay mientras el estrés y los nervios suben como una lava que amenaza con erupcionar en odio y enfermedad.

COLAS AUTOPISTA

Hace poco vi una página en Facebook, cosas de la modernidad, que se llama “la TF-5 mata”, haciendo ver todo lo que está sucediendo y puede suceder en las interminables colas para acceder a la capital desde el Norte. La paciencia y la resignación son los amos y señores de ese tramo de autopista entre las 7 y las 11 de la mañana y muchas veces pienso cómo se puede aguantar eso cuando voy hacia el Norte a contra cola pensando en lo afortunado que soy. A eso hemos llegado: alguien se considera afortunado por desplazarse a su trabajo en un tiempo razonable.

Este problema lleva años con nosotros y nadie ha hecho nada. Es evidente que dos obras se tendrían que haber impuesto hace mucho: una circunvalación entre La Matanza y Radazul y algo parecido en el Sur. Esos proyectos duermen el sueño de los justos mientras se crean chiringuitos varios y se dilapida el dinero en mantener la poltrona sin pensar en lo realmente necesario.

Pero el problema es algo más serio. No es una cuestión de coches, que también, sino de número de habitantes. Los censos están desfasados y todo el mundo puede ver que no cabe nadie más en la isla. Vas a la panadería, cola. Vas a echar gasolina, cola. Vas al banco, cola. Vas a hacer la compra, cola. Y así "ad aeternum".

Ello ha llevado a luchas muy dignas para que no se construya más hoteles y que se controle de forma más rigurosa el número de turistas.

Además, en mi opinión, se tendría que empezar a controlar los residentes en las islas, creando una ley de residencia que, más allá de las infraestructuras mencionadas anteriormente, podría ser la única solución. Cierto es que es algo que habría que debatir y consensuar, algo alejado del sectarismo y la estupidez que parece regir la materia gris de nuestros representantes.

Alguna vez he comentado esa posibilidad y se me ha dicho, de buena fe, que no es posible limitar la residencia, que hay leyes europeas, que la libre circulación de personas y de materiales, … Pues bien, hay territorios de la Unión Europea en los que hay ley de residencia, concretamente ciertas tierras que están en el Canal de la Mancha y que pertenecen a Francia. Por cierto, esas tierras son islas y, por ende, territorios limitados que no dan más de sí. 

¿Ven el paralelismo? Son islas como las Islas Canarias y están dentro de la Unión. Así que no se sostiene la negativa a esa propuesta. O bien hay agravio comparativo o bien a nuestros dirigentes les falta la “testiculina” para luchar por nuestro futuro o la integridad para no dejarse comprar por los poderes económicos que quieren que todo siga igual, ganando dinero a espuertas y negándoles el futuro a nuestros hijos. Y esa es la realidad.

El presente ya está aquí y el futuro no parece muy diferente. ¿De verdad no se puede hacer nada? ¿De verdad nos da igual la vida de nuestros hijos dentro de veinte años?

Ahora es el momento de actuar para que el humo de tanto coche no se mezcle con las lágrimas de los que vendrán, creando así una sustancia tóxica y vil que los envolverá en su día a día mientras nos preguntan por qué no hicimos nada.