Adiós, hasta luego, nos vemos
El otro día, reflexionando después de una despedida en el aeropuerto, caí en la cuenta de que vivimos en una despedida constante.
Decimos adiós a ser bebés, niños, adolescentes, jóvenes, mayores, esto es, a los diferentes periodos de nuestra vida, lo que nos lleva a despedirnos también de los de las personas que tenemos a nuestro lado y que van creciendo.
Nos despedimos de las diversas etapas, de estudiantes, deportivas, laborales, amorosas y hogareñas.
Hasta luego o adiós a personas que se van, que duran por un espacio de tiempo determinado, las que vuelan hasta no saber cuándo y las que nunca volveremos a ver. Estas últimas son un adiós literal, me refiero a las personas que llegan al término de la vida. Ellos no vuelven, no nos lo vamos a tropezar en un paso de peatones ni sentados en el sofá viendo la tele.
El resto son hasta luego o nos vemos. No sabemos por cuánto tiempo durará la despedida. Puede ser unas horas, días, semanas, meses o años. Las vueltas que da la vida son imprecisas y sorprendentes, así que nunca sabremos hasta cuándo.
Adiós a las etapas, ésas que tanto queremos, valoramos y luchamos por construirlas. Nos despedimos de la niñez inocente, alegre y juguetona. De la adolescencia divertida, de primeros amores, enfados familiares y niñatadas varias. A una madurez de objetivos, trabajo, desengaños, amoríos y crecimiento entre otros.
Despedirnos de las fases de la vida en la que se mezclan logros y fracasos, amores y desamores, alegrías y penas, ilusiones y decepciones, retrocesos y avances y así un sinfín de cosas.
Por todo ello pasamos, vivimos y nos despedimos. La despedida cuesta porque no sabemos lo que nos depara el futuro después de una persona, un familiar, un amor, un trabajo, un logro deportivo, un hogar creado o un viaje. Nos desconcierta lo que viene a continuación y nos apenan los recuerdos del pasado y de ahí que el adiós sea doloroso.
Quizás no esté tan mal despedirse y abrir paso al destino.
Después del Adiós siempre viene un Hola que nos brinda una bienvenida por estrenar. Reflexionen, las personas no somos las mismas después de ayer y nunca se repite el mismo día. ¡Hola!