Amor Parte I : Mi primer amor
Llega y tu mundo da un vuelco, prácticamente tu vida comienza ahí.
Mi primer amor llegó y no me dí cuenta hasta pasados muchos años, muchísimos, quizás más de los que se deberían permitir. Lo he tenido delante toda mi vida, minuto a minuto.
Voy a permitirme generalizar porque creo que no soy la única a la que le ha pasado esto. Este amor nos persigue y envuelve cada día.
En incontables ocasiones lo dejamos marchar por un periodo de tiempo y luego regresamos a él porque sabemos que es real, puro, fiel, sincero, incondicional y protector. Es un amor que no hace reproches, no condena, no castiga, no juzga ni decepciona. Es de ese tipo que dura las vidas que hagan falta. Es indestructible y paciente.
Y sí, mi primer amor son ellos, papá y mamá.
El amor hacia ellos comienza con mamá, ella que nos cuida, nos mima y nos protege de forma exclusiva. Un tú y yo durante 9 meses que duran la eternidad, porque a partir de ahí ya será para siempre.
Mamá es fuerza, pilar fundamental, cómplice, amiga, dulce, paciente, permisiva, resignada, pero sobre todo es AMOR. Ella dará su vida por ti, antepondrá su felicidad a la tuya. Porque así es mi madre, tan generosa que podría regalar lo inexistente si lo necesito.
Papá te coge en brazos y ya jamás te soltará. Por más que pasen los años, la vida, que tengas tu propia familia e hijos, para papá siempre serás su niña. La niña que ha criado, educado, querido y defendido hasta la saciedad. El sentimiento de orgullo de padre ante sus hijos, no sé el de ustedes, pero el mío puedo asegurar que era el padre más orgulloso del mundo con su familia. Que dolor tan grande cuando una parte de tu primer amor muere, ese dolor no se camufla ni sustituye con nada, lo único que te queda es el consuelo de lo vivido, lo compartido y lo sentido. Aunque ya no estés papá, mi corazón jamás dejará de latir amor hacia ti.
Evidentemente y como mencioné al principio de esta reflexión te sueles dar cuenta de este amor pasados los años ya que no recordamos lo que sentimos de bebés. Ahora me fijo mucho cuando veo a un bebé como se le ilumina la cara al ver a sus padres, como alza las manos para que ellos lo cojan y abracen. Y es que eso es lo que queremos del amor, un amor como el primero, uno que sea eterno.
Mi primer amor, el que se generó entre tú y yo mamá.
Tú y mi hija son las únicas con las que he compartido 9 meses más que con nadie. Ese vinculo me tendrá enloquecida de amor toda la vida.
Me regalaste junto a papá vida y ese regalo prometo que no lo voy a desperdiciar. Es el regalo más valioso que me podrá hacer nadie y lo valoro sobre todo porque viene de ti.
Felicidades por existir y ser la gran madre y mujer que eres. Ojalá seas eterna MAMÁ.