“Mucha gente, en un espacio bastante reducido, durante muchas horas al día. Puede ser la tormenta perfecta y el caldo de cultivo ideal para seguir coqueteando con la tragedia. Se imponen unas medidas generosas y alabadas por científicos, alejándose del criterio mercantil que tanto daño nos ha hecho. Es cierto que es difícil tomar decisiones cuando se ocupa un puesto de poder y de gestión, pero hay que obrar en conciencia y pensar en los ciudadanos. Si yo estuviera ahí y me obligaran a tomar medidas contra la más mínima lógica, dimitiría ipso facto, regate necesario cuando tienes la dignidad por bandera y no dependes de la política para vivir.”