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lunes, 16 de diciembre de 2024 09:30h.

Alierta intenta lavar la imagen de Rato con su fichaje por Telefónica

Alierta y el exdirector del FMI son viejos conocidos. Cuando Rato ocupaba el Ministerio de Economía, en el año 2000, le echó un cable al inducir su nominación como presidente de Telefónica, que fue posteriormente ratificada por José María Aznar.

Oportuno espaldarazo de César Alierta a Rodrigo Rato. El presidente de Telefónica ha fichado para los consejos asesores de la operadora en Latinoamérica y Europa al exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), que atraviesa uno de sus momentos más difíciles por su imputación en el caso Bankia. Al nombramiento de Rato, cuya retribución rondará los 100.000 euros anuales y dependerá de las dietas porque no formará parte de la plantilla en nómina, hay que añadir también el de Luis Abril, que cesó a finales de 2012 como secretario general técnico de la Presidencia de la compañía y ahora se incorpora al consejo asesor de Telefónica Europe.

La imagen de Rato, vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía en los gobiernos de José María Aznar, se ha visto seriamente tocada por el escándalo que sacudió Bankia, entidad que presidió hasta mayo del año pasado. El exdirector del FMI está actualmente imputado, junto a otros 32 directivos, por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu en la causa que investiga presuntos delitos de falsificación de cuentas, administración desleal, apropiación indebida y ocultación de información en la fusión de las siete cajas de ahorros que dio origen a Bankia y en su salida a bolsa en verano de 2011.

En su reciente declaración ante el juez el 20 de diciembre, Rato eludió cualquier responsabilidad por estos hechos y culpó del hundimiento de Bankia a José Luis Rodríguez Zapatero, por obligar a la entidad a salir a cotizar, y a Mariano Rajoy, por los Decretos que dispararon las exigencias de provisiones relacionadas con el ladrillo, lo que la condujo a la insolvencia.

Rato tuvo que abandonar la presidencia de Bankia (aunque, formalmente, dimitió) el pasado 7 de mayo, días antes de la intervención de la entidad, forzado por su antiguo número dos en Economía y actual titular de la cartera, Luis de Guindos. Este tomó la decisión ante la situación insostenible de la fusión de Caja Madrid y Bancaja, después de una reunión con los presidentes de las tres principales entidades del país, Emilio Botín (Banco Santander), Francisco González (BBVA) e Isidre Fainé (La Caixa). Paradójicamente, La Caixa es el principal accionista de Telefónica.

Alierta devuelve el favor

Alierta y el exdirector del FMI son viejos conocidos. Cuando Rato ocupaba el Ministerio de Economía, en el año 2000, le echó un cable al inducir su nominación como presidente de Telefónica, que fue posteriormente ratificada por José María Aznar. Alierta aterrizó en la multinacional desde la presidencia de la antigua Tabacalera, cargo para el cual también fue designado a instancias del Gobierno del Partido Popular. Se encontró la operadora en una situación muy compleja tras las desavenencias entre Juan Villalonga, su antecesor al frente de Telefónica, y el expresidente Aznar.

La multinacional española explicó ayer en un escueto comunicado que la decisión ha sido aprobada por la Comisión de Nombramientos, Retribuciones y Buen Gobierno de Telefónica. “Por su experiencia y trayectoria, ambos nombramientos vienen a reforzar la visión global de Telefónica, compañía que tiene presencia en 25 países”, señaló.

Tras estos fichajes, el consejo asesor de Telefónica Latam tendrá la siguiente composición: Santiago Fernández Valbuena, José Fernando de Almansa, Alfonso Ferrari, Vitalino Nafría, Miguel Ángel Gutiérrez, Julio Linares, Eva Castillo, Javier de Paz, Antonio Vázquez, Luis Fernando Furlán, Rodrigo Rato Figaredo. Por otra parte, el consejo de Telefónica Europe está compuesto por Eva Castillo, José María Álvarez-Pallete, Peter Erskine, Julio Linares, Javier Echenique, David Arculus, Javier Godó, Gonzalo Hinojosa, Cath Keers, Luis Javier Bastida, José María Abril, Rodrigo Rato y Luis Abril.

En los últimos años de recesión económica, la multinacional ha emprendido varias remodelaciones en su cúpula directiva para simplificar su estructura. La compañía decidió en 2012 cancelar de manera "excepcional y puntual" su dividendo y la recompra de acciones correspondientes al pasado año en una medida sin precedentes. De momento, los accionistas tendrán que esperar hasta el último trimestre de 2013 para cobrar y no los 1,3 euros previstos, sino un dividendo de 0,75 euros.