TRABAJADORES DEL "DESMANTELADO" HOSPITAL CARLOS III DENUNCIAN QUE EL PROTOCOLO DE SEGURIDAD ESTABLECIDO PARA ATENDER A LOS PACIENTES INFECTADOS ERA INSUFICIENTE
La infectada de ébola acudió con síntomas a una prueba y la dejaron irse de vacaciones
A pesar de haber estado en contacto directo con el misionero infectado y tener malestar no se consideró necesario el aislamiento
La auxiliar de enfermería infectada de ébola tras tratar al misionero fallecido Manuel García Viejo presentó síntomas cuatro días después de la muerte del sacerdote. El 30 de septiembre, la sanitaria tenía "sintomatología vaga", como lo ha llamado el director general de Atención Primaria de Madrid, Antonio Alemany. Según éste, "como no llegaba a 38,6 grados que es lo que se aplica como criterio para el ébola", no se tomaron mayores medidas.
Esta mujer entró en dos ocasiones en la habitación del hospital Carlos III donde permanecía el sacerdote Manuel García Viejo.
Una para atenderlo y otra para recoger material tras el fallecimiento del misionero el 25 de septiembre. Una vez terminado este servicio, se marchó de vaciones. El 30 de ese mes se le detectaron esos sítomas de fiebre "no muy alta y astenia", en la definición de Alemany. Siguió haciendo su "vida normal" hasta el 5 de octubre, cuando fue atendida por los servicios del SUMMA 112 al encontrarse peor.
En ese tiempo no estuvo aislada y siguió con su "vida normal", según ha indicado el director.
El gerente del hospital de La Paz, Rafael Pérez-Santamaría, ha justificado este proceder argumentando que "existe un periodo silente durante el cual no hay carga viral suficiente como para detectarse". En cambio, la misionera Juliana Bonoha, que llegó a España con pruebas negativas junto al misionero Miguel Pajares, estuvo 21 días aislada en el hospital Carlos III para cubrir la ventana de incubación de la enfermedad.
El ex director de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Ildefonso Hernández, contrapone que "por principio de precaución, aunque los síntomas no fueran muy claros, debería haberse puesto a esta persona en aislamiento". "El umbral no es matemático", ha añadido refiriéndose a la temperatura de la sanitaria. También ha analizado que siendo la infectada una profesional "es de suponer que haya tomado precauciones".
Las autoridades sanitarias han contado que están "haciendo una lista de los contactos" que esta técnica y su marido han mantenido desde que dejó de trabajar. Aunque no han especificado dónde ha estado el matrimonio durante estos días. Sobre la manera en que contrajo la enfermedad, Sanidad no tiene aún respuestas. "Se está investigando el mecanismo". Han asegurado que no tienen "constancia de que hubiera algún accidente".
La paciente será tratada en el Hospital Carlos III. El personal del SUMMA 112 que la atendió o los 30 sanitarios que estuvieron con el sacerdote tendrán "vigilancia epidemiológica", ha dicho Alemany. Este lunes por la noche, la Consejería de Sanidad de Madrid ha convocado a los sindicatos del sector. Allí no han podido especificar porqué se la ingresó en el hospital de Alcorcón más allá del hecho de que sea vecina de esa localidad. "No debería haber acabado allí", especifican fuentes de esa reunión. "Eso es lo que hay que averiguar ahora, en qué está fallando la cadena", añaden.
Algunos trabajadores de la Fundación Hospital Alcorcón han contado que "no ha habido información" y se han quejado de estar enterándose de todo el asunto "por la televisión y los mensajes de móvil". La jornada ha sido de locura en este centro hospitalario, según relatan los trabajadores: "La gente de admisión quería tirar los teléfonos de la cantidad de llamadas...". Con todo, al final, la auxiliar debe ser tratada en el Carlos III como los otros dos enfermos que vinieron a España.
Un curso de 15 minutos para actuar ante una enfermedad altamente contagiosa y sin cura conocida.
15 minutos. Ese es el tiempo que duró el "cursillo exprés" que recibieron los profesionales sanitarios encargados de atender a los sacerdotes españoles infectados de ébola que fueron trasladados desde Liberia y Sierra Leona al Hospital Carlos III de Madrid este verano.
Responsables de sindicatos y algunos de los compañeros de la auxiliar de enfermería afectada por el virus tras haber estado en contacto con Manuel García Viejo y Miguel Pajares denuncian que el protocolo de seguridad establecido por el Ministerio de Sanidad era, por esta y otras razones, insuficiente.
Todos califican la situación de "descontrol" y "caos" y culpan al "desmantelamiento" del hospital Carlos III —que ha dejado de ser centro especializado en enfermedades infecciosas y tropicales— de lo ocurrido. Para atender a ambos religiosos se habilitó y aisló toda una planta del centro y se movilizó a personal de La Paz para cubrir la emergencia. Pero de un día para otro no se aprende a tratar con un virus tan peligroso como el ébola, altamente infeccioso y sin cura conocida, algo de lo que ya advirtió un trabajador en su propio blog el pasado mes de agosto.
"Puede que se intentaran tomar las medidas pertinentes, pero sin ninguna preparación", lamentan ahora fuentes muy cercanas a los trabajadores del Carlos III. "La sexta planta estaba totalmente abandonada, sin laboratorio, sin banco de sangre, sin nada", añaden. "La planta estaba en obras y se montó deprisa y corriendo, con un laboratorio de juguete que era un paripé", afirma un trabajador del centro que prefiere no dar su nombre real por miedo a represalias. "Desmontar ese hospital fue una locura", resume, por su parte, Antonio Gómez, portavoz de CAS-Madrid.