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viernes, 15 de noviembre de 2024 00:00h.

Un sector del PP ya apunta a Aznar como presidente de un ‘gobierno de salvación’

El rumor lleva ya semanas colgado en todos los ámbitos reservados de la vida española, especialmente en los salones de la Villa y Corte y entre los sectores financieros y empresariales que entiende que Mariano Rajoy y su Ejecutivo no están dando respuesta a las exigencias del momento.

E incluso algunos medios se han atrevido ya a insinuar la vuelta de José María Aznar al primer plano de la vida política nacional en lo que algunos observadores consideran “política ficción”. Pero que hay movimiento subterráneo al respecto es algo que se puede describir con nombres, pelos, señales e incluso intereses.

El llamado “sector crítico” del Partido Popular que básicamente viene a coincidir con los derrotados en el Congreso de Valencia ha seguido sin mucho entusiasmo pero con disciplina la llegada al poder de Mariano Rajoy. A la fuerza ahorcan. Rajoy con el poder en la mano ha demostrado, sin gritar ni amenazar públicamente, que es temible.  Pero nunca le han visto con buenos ojos; se han limitado a aceptar su poder como cuestión inevitable. Punto.  Incluso algunos de estos críticos de la segunda generación aznarista (es el caso de García Legaz, secretario general de FAES, repescado, entre otros,  por el ministro de Economía como Secretario de Estado de Comercio) se han incorporado al Ejecutivo de Rajoy en diferentes escalones. Otros como Carlos Aragonés o Miguel Angel Cortés, aznaristas convictos y confesos desde siempre, se han quedado para calentar escaño en el Congreso de los Diputados.

La crisis devora todo
Pero al cumplirse los seis meses de Gobierno y con la crisis financiera golpeando implacablemente la cosa cambia. Son muchos los que consideran ya como inevitable un segundo rescate, esto es, la intervención del Reino de España finalmente por parte de las autoridades de la Unión Europea.

En ese contexto, la caída del Gobierno Rajoy -pese a contar con una amplia mayoría absoluta en el Parlamento- es una posibilidad y,  paralela e hipotéticamente, según sus cálculos, no sería el gallego el llamado ya a pilotar esa mayoría de centroderecha y aglutinada entorno al Partido Popular.

Lo que realmente quieren o pretenden es, sin duda, el llamado “gobierno de salvación” que se hiciera cargo del país hasta conseguir sacarlo de la actual situación de angustia, golpeado por los mercados y la desconfianza internacional.

“Nadie mejor que Aznar para presidir un Gobierno de esa naturaleza porque ha demostrado saber dirigir España en momentos de máximo riesgo, tiene experiencia, es conocido internacionalmente y tiene demostrada capacidad de persistencia y aguante…”, subraya un diputado popular para quien no será fácil levantar de la silla a Mariano Rajoy, “pero las circunstancias tan graves y extraordinarias por las que estamos pasando permiten aventurar cualquier cosa…”

Desprecio en el oficialismo

Sin embargo, en el oficialismo marianista cualquier posibilidad de caída por parte del actual Gobierno constituido es un mero ejercicio vano, un brindis sin ninguna posibilidad. Incluso, admiten, si España fuera intervenida “ello no significa necesariamente que haya que dar paso a un nuevo Gobierno ni que Rajoy no pudiera volver a ganar unas elecciones generales…”

Para fuentes oficiales este tipo de “enredos” son siempre consecuencia  de las turbulencias producto de crisis, pero que cuando la situación se estabilice todo quedará en agua de borrajas, “en una tormenta en un vaso de agua”.

FAES y empresarios
Pero las fuentes son siempre coincidentes en afirmar que hay un sector de empresarios que de alguna manera son patronos de FAES –la fundación del PP que administra a su antojo Aznar, que recibe donaciones de empresas y empresarios a título individual, además de las subvenciones estatal y regionales- que entienden que la situación actual resulta “extraordinariamente grave” y que se está en una situación de “emergencia total” que requiere de un gobierno de “salvación nacional”.

Esta idea ha ido cogiendo cuerpo en las últimas semanas cuando lejos de amainar la tormenta, incluso después de haber conseguido el rescate financiero por valor de cien mil millones de euros y las elecciones proeuropeas en Grecia los mercados siguen castigando inmisericordemente a España.

Silencio de Aznar
El silencio de José María Aznar en torno al Gobierno Rajoy ha sido clamorosa en estos meses y contrasta poderosamente con sus feroces ataques interna y sobre todo externamente al gobierno socialista del presidente Rodríguez Zapatero.

Pero se sabe que el exmandatario es crítico en privado con determinados comportamiento de su sucesor al frente de la derecha española y le achaca falta de coraje y determinación para tomar determinadas medidas. Y se deja querer y que contrapongan su “determinación” y su “coraje” durante los ocho años que se mantuvo en el poder.

Tampoco parece que le haya gustado mucho la “solución Bankia” donde de una tacada el Gobierno se cargó a Rodrigo Rato y, de paso, puso en cuestión los procederes como gestor de Miguel Blesa, que llegó a la presidencia de Cajamadrid de su mano. Al parecer FAES fue abundantemente agraciada por Blesa.

“Si España me necesita…”
Lo que sí se ha oído públicamente decir a Aznar es que él había dejado de ser un político para ser un escritor, intelectual, etc…En público llegó a reconocer que “hay mucha gente que quiere que vuelva” (cuando en el poder estaba Rodríguez Zapatero y muchos en la derecha creían que Rajoy sería incapaz de derrotar a la izquierda).

Otras veces ha sido taxativo: “Sólo volveré si España me necesita y me pide que vuelva….”

¿Es éste el momento?

La izquierda se opone
Pero para pilotar un gobierno de salvación, coalición o concentración su presidente tiene que ser aceptado por todas las fuerzas políticas. Aznar ha sido uno de los presidentes más rechazados por un sector de la izquierda nacional por su participación en la guerra de Irak y otros capítulos que no invitaban precisamente al consenso.

Su propio proceder, chulesco y zafio en determinadas ocasiones, le ha hecho convertirse en la “bestia negra” de una parte de la sociedad española.

Cosas que no son, en el mejor de los casos, los avales que se precisan en un “presidente de salvación”, en el caso hipotético de que ello se produjera. Que está por ver… Que es mucho ver y, sobre todo, es mucho decir.