¿Se puede vivir con 600 euros al mes?
La Encuesta de Condiciones de Vida, que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) en octubre de 2011, constata que los españoles están cada vez más endeudados. Casi dos de cada tres familias llegan a fin de mes con dificultades debido a su situación económica, según revela el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) de noviembre de 2011, que ha elaborado el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El 21,8% de los hogares españoles está por debajo del umbral de riesgo de pobreza y cuenta con menos de 627 euros mensuales por persona para subsistir. Por ello, y dado el número cada vez mayor de personas que tienen que sobrevivir con 600 euros al mes, se hace imprescindible aportar una serie de partidas en las que reducir gastos.
Vivir con menos del salario mínimo
Vivir con unos 18 euros diarios implica llegar con dificultad a cubrir las necesidades básicas
Vivir con estos 18 euros diarios implica llegar con dificultad a cubrir las necesidades básicas, como la vivienda, la electricidad, la calefacción o una alimentación equilibrada. De hecho, un 6% de los españoles se retrasa en los pagos del alquiler, el gas o la luz y más de un tercio de los hogares no tiene capacidad para afrontar un gasto imprevisto, como una enfermedad. Además, cuatro de cada diez familias no puede permitirse salir de vacaciones una semana al año.
Lo peor es que esta tesitura tan poco alentadora parece no tener fin, ya que los ingresos medios de las familias españolas disminuyen año tras año. En 2010, el ingreso medio por persona alcanzó 780 euros al mes, un 3,8% menos que la cifra registrada en 2009. Por ello, es esencial conocer en qué conceptos se pueden reducir gastos para llegar a fin de mes.
En qué ahorrar para vivir con 600 euros
1. La vivienda
Cuando la pensión de jubilación llega a 600 euros, a menudo, se tiene la vivienda pagada. El problema mayor surge cuando una persona de mediana edad está inmersa en una hipoteca y le han rebajado su sueldo a 600 euros.
El alquiler de un piso o el pago de la hipoteca son los gastos más costosos y se llevan un buen pellizco del presupuesto mensual. Si es así, hay que considerar la posibilidad de trasladarse a un inmueble más barato. La Encuesta de Presupuestos Familiares (ECPF) que elabora el INE publicó en noviembre que el 16,09% de las familias españolas vive en régimen de alquiler, mientras que en el año 2006 (dos años antes del estallido de la burbuja inmobiliaria) el porcentaje era solo del 13,56%.
El coste medio mensual del alquiler de un apartamento de una habitación oscila entre 500 y 900 euros, en función de la ciudad y del barrio. Sin embargo, cabe la opción de alquilar una habitación en un piso compartido para dividir los gastos con el resto de inquilinos. Una vivienda de tres habitaciones y dos baños compartida por tres personas puede suponer entre 200 y 300 euros de renta por persona en una zona céntrica de cualquier ciudad. Además, se puede ahorrar en agua, gas, electricidad, productos de limpieza, etc., ya que los gastos son comunes.
Si se tiene un piso en propiedad, una alternativa que se debe tener en cuenta es buscar un comprador para venderle el inmueble y así cancelar la hipoteca o gran parte de ella. La diferencia entre el capital cancelado y la deuda pendiente se puede refinanciar. La ventaja de esta opción es que el piso se vendería por un valor superior al que se lo adjudicará la entidad financiera y la deuda pendiente sería mucho menor o, incluso, nula. Además, no habría que hacer frente a ningún tipo de coste judicial.
Si no se consigue vender el inmueble, siempre se puede optar por buscar inquilinos a quienes alquilar habitaciones y, de esta forma, obtener unos ingresos adicionales para pagar la hipoteca.
2. Los suministros básicos
La factura de la calefacción puede suponer un gran desembolso mensual. Por ello, conviene sellar las rendijas de las ventanas para impedir la entrada de aire frío en la vivienda. Lo más apropiado es estar abrigado en casa y bajar un par de grados la calefacción. Como norma general, el termostato no debe estar nunca por encima de los 22 grados centígrados.
Apagar las luces y desenchufar los aparatos eléctricos mientras no se utilizan ayuda a ahorrar en la factura de la electricidad. Además, en verano hay que reducir el uso del aire acondicionado.
Cerrar bien los grifos y no malgastar el agua son otras de las medidas que hay que tener en cuenta al buscar el ahorro. Para ello, se debe utilizar la lavadora y el lavavajillas cuando estén llenos. En cuanto al aseo personal, es mejor ducharse que bañarse y no se debe utilizar el retrete como papelera.
Conviene reducir el gasto en llamadas de teléfono. Se puede optar entre ser propietario de un teléfono móvil y de una línea fija. Si se decide usar el móvil, hay que tratar de encontrar un contrato que tenga un precio asequible o comprar un móvil de prepago. Además, cuando se viaja, hay que mantener el teléfono apagado tanto tiempo como se pueda, con el fin de evitar los cargos de roaming (costes de transferencia de llamada cuando un usuario está en la zona de cobertura de una red móvil diferente a la suya). Mientras sea posible, es preferible utilizar el correo electrónico para comunicarse.
3. El vehículo propio y el transporte
No tener coche propio permite eliminar gastos de seguro, combustible e impuestos municipales
Conviene no utilizar demasiado el coche privado. Es preferible vender el propio y alquilar uno para el momento concreto en que se necesitará. Aunque puede resultar difícil desprenderse de él, sobre todo si el coche es el medio de transporte habitual para desplazarse, carecer de vehículo propio disminuye de manera considerable los gastos anuales (el seguro, el combustible, las revisiones y piezas de recambio, los tiques de estacionamiento y los peajes, las multas, los impuestos municipales, etc).
Hay diversas alternativas a la conducción, como caminar, viajar en autobús, tren o metro, ir en bicicleta o utilizar un servicio de coche compartido. Cada vez hay más carriles para bicicletas, con lo que se puede pedalear hasta casi cualquier lugar de la ciudad. Además, se puede comprar una de segunda mano a buen precio.
Por otra parte, conviene tramitar una tarjeta de abono para el transporte público, con el fin de poder viajar siempre que se necesite.
4. Comprar en tiendas de segunda mano
Deshacerse de los objetos inútiles y de la ropa que ya no se usa y ocupa espacio es muy sencillo, puesto que se pueden vender a las tiendas de segunda mano.
En estos establecimientos, se encuentran numerosos artículos en buen estado y que cuestan muy poco. Los mercadillos y las librerías de libros usados también constituyen una opción para comprar barato.
5. Recortar gastos en ocio y entretenimiento
A menudo, se disfruta de variadas formas de diversión sin gastar mucho dinero. En vez de salir de casa, se puede organizar una partida de juegos de mesa con amigos y familiares, alquilar una película o tener una buena conversación.
Además, hay que olvidarse de hábitos como el tabaco, el alcohol y los juegos de azar y suprimir las salidas a bares o las cenas fuera de casa.