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viernes, 15 de noviembre de 2024 12:37h.

In Memoriam

Quizás la palabra que mejor defina a Javier Hernández Cabello sea la sobriedad. Nunca tuvo ambición de ostentar, de tener un coche, de lujos superfluos. 

Es difícil sustraerse al reclamo de esta sociedad de consumo en la que estamos inmersos, donde se mira mucho lo de tanto tienes tanto vales. Practicó aquello de no es feliz el que más tiene sino el que menos necesita.

Consciente siempre de sus limitaciones y debilidades, actuó siempre en consecuencia. Por tanto, podemos decir  que fue una persona humilde. Así mismo, en un mundo cada día más sectario, practicó siempre la tolerancia. Derrochó siempre, hasta sus últimos días, un gran sentido del humor, del que pudimos disfrutar sus amigos.

Dicen que para triunfar de verdad, lo difícil no es llegar sino mantenerse. Javier consiguió lo más difícil, en el negocio familiar “Casa Lorenzo”, como es el mantenerlo abierto hasta el día de hoy. En su tienda de ropa, la mayoría de las personas del pueblo, sobre todo las mujeres y los niños, pudieron disfrutar de su sentido del humor. 

Conocedor y defensor de las costumbres y etnografía de La Gomera. Fue una persona culta, autodidacta, muy curiosa, con dos grandes pasiones: Por una parte, la botánica, cultivaba bonsáis y, últimamente, estuvo apasionado con la moringa; y por otra parte, la micología. Distinguía perfectamente las setas venenosas de las comestibles.

Profesó siempre un gran cariño a su pueblo, el municipio de Hermigua, fruto del cual tuvo una participación social notable, formando parte del grupo de personas que refundó en el año 1976 el Partido Socialista Obrero Español, el cual ha gobernado en varias legislaturas su ayuntamiento. Así mismo, años más tarde, contribuyó a la Fundación de la Sociedad Recreativa Mulagua, con sede en el antiguo cine Capitol. Tambien participó como bailador en la agrupación folclórica de coros y danzas de Hermigua, dirigida por Lilí Ascanio.

Este nueve de abril del año 2019, con setenta y tres años, y sin hacer ruido, se nos fue como diría el poeta, ligero de equipaje.

Tu primo, que nunca te olvidará, Carlos Hernández.