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lunes, 16 de diciembre de 2024 09:30h.

El mito más antiguo acerca de las grasas saturadas

Sin duda uno de los combustibles que nuestro cuerpo requiere para producir energía y llevar a cabo sus funciones vitales correctamente es la grasa.

A pesar de que existe gran cantidad de estudios científicos que aseguran y confirman que las grasas saturadas son seguras, la mentira acerca de su consumo parece seguir muy presente en la actualidad.

Es más, ¿sabías que una de las tribus que más grasas saturadas consumen, como es el caso de los Masai, tienen los niveles más bajos de muerte por enfermedades del corazón?

Acabemos con este mito y conozcamos por fin la verdad acerca de las famosas grasas saturadas.

Por Nutrición Sin Más

Sin duda uno de los combustibles que nuestro cuerpo requiere para producir energía y llevar a cabo sus funciones vitales correctamente es la grasa.

Ésta aporta 9 calorías por cada gramo y se constituye de una molécula de glicerol y 3 ácidos grasos que son el hidrógeno, el carbono y el oxígeno, los cuales se dividen en:

  • Ácidos grasos saturados: no tienen enlaces dobles de carbono.

  • Ácidos grasos monoinsaturados: tienen sólo un enlace doble de carbono.

  • Ácidos grasos poliinsaturados: tienen más de un enlace doble de carbono.

Las grasas pueden ser sólidas o líquidas a temperatura ambiente, de acuerdo con su saturación.

Entonces… ¿a qué nos referimos con grasas saturadas?

Se trata de un tipo de grasa formada por ácidos grasos saturados, los cuales no contienen enlaces dobles y son de tipo sólido a temperatura ambiente.

Entre los alimentos con más grasas saturadas están la carne, los órganos de animales, los lácteos enteros, los huevos y el aceite de coco.¿De dónde proviene el mito de que las grasas saturadas son nocivas?

Diversos estudios observacionales llevados a cabo en años pasados dieron como resultado la falsa creencia de que la ingesta de grasas saturadas contribuye con el desarrollo de enfermedades del corazón.

Durante esas investigaciones se observó que la ingesta de grasas saturadas incrementaba el colesterol, siendo en ese tiempo cuando ya se tenía conocimiento de que un nivel alto de colesterol propiciaba el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.

Así como en las matemáticas, mediante una sencilla regla de tres se concluyó que si el consumo de grasas saturadas aumentaba el colesterol, y éste a su vez era el responsable de infinidad de enfermedades del corazón, entonces era obvio suponer que las grasas saturadas eran de igual forma una de las causad de dichos padecimientos.

Sin embargo, dicho vínculo no está basado más que en suposiciones que carecen de cualquier fundamento confiable con bases científicas.

Actualmente, una gran cantidad de estudios experimentales en humanos han demostrado que la ingesta de grasas saturadas no causa enfermedades en el corazón, a pesar de que muchas autoridades en el área de sanidad se niegan a aceptar este hecho categórico.

Pruebas científicas

Hoy en día, la ciencia ha comprobado el verdadero vínculo entre las grasas saturadas y la cantidad de colesterol en el torrente sanguíneo, así como las enfermedades cardiovasculares.

1. Las grasas saturadas convierten las partículas de LDL

Recientes estudios afirman que la ingesta de grasas saturadas transforma el colesterol LDL pequeño y denso en colesterol LDL grande y ligero.

Conocido como “colesterol malo” debido a que suele pegarse a las paredes de las venas cuando hay una cantidad excesiva, el colesterol LDL se refiere a las lipoproteínas de baja densidad encargadas de transportar el colesterol.

De igual forma, hay dos clases de colesterol LDL: pequeño y denso, y grande y ligero.

Aquellos individuos que tienen mayor cantidad de LDL pequeño y denso, cuentan con una cantidad más grande de lipoproteínas LDL, lo que está relacionado con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Por el contrario, quienes en su mayoría tienen LDL grande y ligero, tienen también un nivel más bajo de lipoproteínas LDL, lo cual representa 3 veces menos riesgo de sufrir enfermedades del corazón.

Es por ello que las grasas saturadas, aunque no lo creas, reducen el riesgo de padecer enfermedades cardíacas gracias a que transforman el colesterol LDL en grande y ligero.

2. Las grasas saturadas aumentan el nivel de colesterol HDL

Cuando hablamos de colesterol HDL nos referimos a las lipoproteínas de densidad alta, las cuales se encargan de transportar el colesterol y son más comúnmente conocidas como “colesterol bueno”, pues llevan el colesterol y la grasa de la sangre al hígado para que éste lo procese.

Entre más altos sean los niveles de HDL en el torrente sanguíneo, menor cantidad de grasa y colesterol se mantendrá en la sangre, bajará el riesgo de que estos lípidos se peguen a las paredes de la vena y, por ende, se reducirá el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Igualmente, el colesterol tipo HDL contribuye a la dilatación y el engrosamiento de los vasos sanguíneos, dos hechos propicios para la prevención de enfermedades del corazón.

3. Las grasas saturadas son perfectas para cocinar

Debido a que no contienen enlaces dobles, las grasas saturadas son la elección ideal para una cocción a temperaturas altas.

Esto es gracias a que apenas reaccionan ante la presencia de oxígeno, lo que da como resultado que no haya un deterioro ni un sabor rancio al ser expuestas a una temperatura bastante elevada.

Después de conocer todos estos hechos científicos a favor de las grasas saturadas… ¿continúas creyendo que son perjudiciales?

Artículo original de grasas saturadas.