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lunes, 16 de diciembre de 2024 09:30h.

Restaurante “El Mesón de Clemente”, donde la cocina se torna en “quirófano”

En su re-apertura, sus generosos platos siguen teniendo ese sabor a lo bien hecho pero, dedicando mayor esmero a la seguridad en la elaboración del género para la tranquilidad de sus comensales. 
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La Crisis del Coronavirus, sus consecuencias y los muchos interrogantes que pesan aún sobre esta Pandemia, hacen que la ciudadanía se resista a disfrutar casi plenamente de esos “lujos” que se otorgan a aquellos lugares en los que su incidencia ha sido, como es el caso de La Gomera, una de las islas menos afectada y una de las más adelantadas en la rebaja en las medidas de restricciones que se impusieron para evitar la propagación del mismo.

A todos, nos apetecía ya volver a recobrar cierto grado de normalidad. Retornar a saborear esa cerveza bien fría en cualquier terraza o ese café o cortado mañanero que tanto extrañamos, eran algunos de nuestros anhelos tras el periodo de confinamiento vividos. Pero no hay que olvidar que, por mucho que quisiésemos, esa vuelta a lo cotidiano, en nosotros ya hay marcada una realidad en la que la intranquilidad nos asalta. Queremos disfrutar, no cabe duda, pero queremos hacerlo con la certeza que el punto elegido para ese primer almuerzo en familia o cena entre amigos, sea un espacio en el que la misma este garantizada.

Ese rincón tiene nombre y apellidos en La Gomera, se trata de “El Mesón de Clemente” que vuelve a abrir sus puertas con la misma calidad, variedad y creatividad gastronómica que les ha caracterizado durante muchos años pero, con mayor exigencia en la adquisición del género que luego se transformará en los platos que sirven en sus mesas.

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La Cocina de Clemente se ha convertido, tras esta “nueva apertura”, en un lugar que podría describirse por ciertas semejanzas a un quirófano, donde el personal “disecciona” los alimentos de una manera “cuasi quirúrgica”, no sólo por el uso del equipo y medidas necesarias de extrema higiene sino porque piensan que quienes recalamos en su negocio merecemos ser agasajados y sorprendidos gastronómicamente hablando. Amen de la tranquilidad que supone, en estos tiempos,  deleitarnos en un espacio seguro.

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Así,  los clientes, que somos tendentes a juzgar cada aspecto del negocio y calificarlo todo, podemos estar tranquilos de que hemos elegido un lugar en el que olvidar por unas horas, estos aciagos momentos y centrarnos en alinear nuestra mente y espíritu mientras saboreamos, desde sus carnes a la brasa, el cochinillo, solomillos o bistec entre otras “delicatessen” en su agradable terraza infinita sobre el mar.

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Luis Mesa, camarero del Restaurante, nos recibe con una amabilidad exquisita y dispuesto a aconsejarnos en nuestra elección de entrantes, platos principales, postres o bebidas; todo ello mientras desinfecta y prepara la mesa para que en nuestra estancia nos sintamos seguros y podamos disfrutar de lo elegido. Pese a la mascarilla, podemos intuir que sonríe cada vez que atiende solícito a sus clientes.  DSC_0332DSC_0333

Verduras y productos de la huerta son maridados a la perfección con las jugosas carnes a la brasa o utilizadas con especial mimo para elaborar platos para aquellos menos amantes de la carne; pero para todos, sigue existiendo ese “primer capricho” en la mesa, la mini-arepa que puede ser aderezada, bien con mojo o con la salsa Alioli que acompaña cada servicio.

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Que decir de sus vinos. Clemente cuenta con una amplia Bodega en la que puede encontrarse desde un Tinto con “solera” hasta un perfumado vino de la tierra. Unos caldos que son el complemento perfecto para realzar su amplia carta de carnes en las que encontraremos, cabrito, costillas, solomillos o cordero. También para acompañar chocos o langostinos, filetes de pescado o una sabrosa paella.WhatsApp Image 2020-05-31 at 20.15.44

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Café, postres como el “Quesillo” o la “Leche Asada”  o ambas cosas, pueden alargarse con un licor para la sobremesa; algo que puede hacer que nuestra visita para comer se convierta en una cita de “media tarde-noche”. Quizá, desde la terraza, acabemos viendo como el Sol se despide tiñendo de  rojos las llanuras de Alajeró.  Pinceladas naranjas, rojas y amarillas que inundan el ambiente y nos arropan creando una sensación de sosiego. Y es que ya lo dice el refrán “barriguita llena, corazón alegre” 

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