Opinión
La ideología del sentido común
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“La competitividad, Dios sagrado de este mundo que nos hemos dado, tiene sus cosas y exige sus sacrificios. Los sumos sacerdotes de la política la veneran cual becerro de oro dejando de lado la empatía hacia el dolor ajeno, virtud muy bonita pero poco productiva para alguien que viaja mucho a Suiza por sus bombones o a Andorra por sus pistas de esquí. En fin …”