El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, ha adelantado a hoy sábado la clausura del XIII Congreso del PP andaluz, que estaba prevista para mañana. Fuentes del Partido Popular argumentaron que "no es momento de fiestas y celebraciones".

Sin embargo, los observadores políticos subrayaron que no había razón ninguna para el precipitado cierre del encuentro, puesto que el congreso estaba transcurriendo según los planes previstos, y aventuraron que la dirección del PP quería evitar problemas el domingo, cuando la clausura iba a coincidir con una concentración de funcionarios que se van a manifestar en protesta por los duros recortes anunciados por el Gobierno.

Una vez que empezaba el recuento de los votos a la candidatura de Juan Ignacio Zoido como presidente del PP andaluz, el presidente de la Mesa, Sebastián Pérez, anunció al plenario del congreso que una vez finalizado el recuento habría "una sorpresa", que el servicio de prensa pronto aclaró que se trataba de la clausura hoy del cónclave.

"España tiene, sobre todo, españoles"

Poco antes de las nueve de la noche, Rajoy subió al estrado, arropado por fuertes aplausos de sus correligionarios, y rindió primero homenaje al líder saliente del partido en Andalucía, Javier Arenas. Le agradeció su "generosidad" con su partido y, sobre todo, el haber conseguido "algo impensable: llevar al PP al primer escalón del podio en tierras andaluzas". Victoria del pasado 25 de marzo, cierto, pero que no le bastó para hacerse con el Gobierno. 

Después, el presidente se adentró en la parte mollar de su discurso, aunque a su estilo, sin entrar en detalle, sin querer hilar fino. Sin entrar en materia del destrozo del Estado del bienestar que anunció el miércoles en el Congreso: "No vengo a hablar ni de números, ni de cosas técnicas, ni de decretos, ni del BOE, ni de leyes ni de reglamentos". Una escapada hacia adelante en el día en que no ha parado el goteo de titulares sobre los recortes tapados por el Ejecutivo y descubiertos hoy por el real decreto ley publicado en el Boletín Oficial del Estado. 

Rajoy volvió sobre sus pasos del miércoles: no se están aprobando ni medidas "agradables", ni "fáciles", ni "populares", pero todas parten de una "firme convicción": "Hacemos lo que debemos hacer. A lo mejor no lo que nos gustaría hacer, pero sí hacemos lo que debemos hacer porque es nuestra obligación. Es la convicción de que este el único camino que conduce a la recuperación, al crecimiento y al empleo". Sin embargo, ni él ni su Gabinete han adelantado cuándo pasará definitivamente el chaparrón, y las previsiones de empleo no pueden ser más negativas.

El jefe del Ejecutivo luego hilvanó un mensaje de consumo interno, ahora que su partido se ve cercado por protestas ciudadanas y ahora que se ha censurado con insistencia la actitud de sus diputados, que el miércoles aplaudieron a manos llenas los anuncios de cada recorte: "No tenéis nada de qué avergonzaros, y nosotros en el Gobierno no tenemos nada de qué avergonzarnos. Podéis salir de aquí [del congreso del PP andaluz] con la cabeza bien alta" y el "orgullo" de que el Ejecutivo defiende "no los intereses partidistas de nadie", sino "el beneficio de todos, de los españoles de hoy y del mañana". "Yo comprendo –dijo con sentido paternalista– las frustraciones y el malhumor que provocan los sacrificios, es lógico. A nadie le gustan. Pero quiero decir que si no las tomáramos las cosas estarían mucho peor". 

El presidente del Gobierno también prometió que "España saldrá adelante como ya ha hecho antes en muchas otras ocasiones". Y ya casi en el último tramo de su discurso el presidente ha insistido en dos ocasiones en que "España tiene, sobre todo, españoles".