El parque infantil de Vallehermoso
Desde mis catorce años siempre lo he conocido como Parque Infantil de Vallehermoso. Creo que tiene muchas singularidades que, en modo objetivo lo hacen diferente y particular.
Desde mis catorce años siempre lo he conocido como Parque Infantil de Vallehermoso. Creo que tiene muchas singularidades que, en modo objetivo lo hacen diferente y particular.
Cuando en tus manos cae un folio con un programa de trabajo en el que arriba y abajo aparecen abundantes logos, te da la impresión de que la cosa está trabajada, y que puede tratarse de algo interesante.
Me permito un empujoncito al ánimo y a la sonrisa, una invitación bienhumorada a escarbar en formas y fondo de la una forma de escribir pronta e inmediata.
¿Todos vamos buscando lo mismo? ¿Nos ocupan y nos preocupan las mismas cosas?
Llevo un viaje de meses sin escribir un artículo de opinión y me parece que ahora, precisamente ahora, tocaba salir al oreo, y probar con algo cortito.
Acabar los estudios para empezar a trabajar. Periplo por colegios de Gran Canaria y, desde siempre, largas temporadas en Valle Gran Rey.
Vengo posponiendo este escrito desde hace años. Tenía ganas de escribir sobre fútbol, y sobre todo de mi amigo Camilo, desde el día en que mi hijo Daniel, en el campo de fútbol de La Villa, me preguntó si el encargado del campo con el que había hablado también jugaba al fútbol.
Ya hice balance de como fue el 2014, y para ello no me dejé influenciar por el bombardeo de los medios ni por las impresiones de economistas, tertulianos o analistas varios; hice la reflexión yo solito.
El bombardeo de noticias económicas, financieras, bursátiles va cada día en aumento. Crecen los programas de radio y las tertulias televisivas que hablan de economía, y en los últimos años han crecido también los indicadores que, a modo de termómetro, vienen a medir la salud periódica del empresariado como el denominado “índice de confianza empresarial”.
Muy a menudo hacemos referencia a que los destinos turísticos de mayor éxito se corresponden con aquellas zonas que más claros tienen sus objetivos y que, sobre todo, comparten el mismo entusiasmo para alcanzarlos, transitando parecidas hojas de ruta.
Nadie, y en mi caso aún educado en principios católicos, tampoco creo que debamos pensar en Dios como responsable de ese cometido.
Los pasados días festivos me dieron el regocijo de patear en buena compañía por estas dos montañas, una por mañana.