Hasta que marque el Cabildo (Por colectivo LaGomeraSemueve)
Es conocido que no hay almohada mejor mullida y cómoda que una conciencia limpia. Cuando no se tiene, se deben soportar noche tras noche una serie de matraquillas que resuenan chirriantes en forma de incómodas pesadillas que poco ayudan a conciliar el reparador sueño y que incluso de día atormentan conciencias abandonadas de la más mínima higiene moral.